jueves, 5 de noviembre de 2015







LOS AMURADOS   II                                       


Hay una categoría de Amurados que son esclavos de sus pasiones, siervos de sus deseos, prisioneros de sus vicios. Esos no tienen un muro físico que los contenga, que los cerque, que los mantenga a resguardo de otros o de ellos mismos. Su muro es interno, algunos nacieron con el, como El Autista, otros lo construyeron solos o con la ayuda de alguien más. 
Ese muro que se alza dentro de su mente, como le sucede al Miedoso, o que taladra su alma, como es el caso del Iracundo les impide que se muestren tal y como son. Los obliga a hacer cosas que ellos no quisieran hacer, como a La Lujuriosa. Los mantiene cautivos, privados de la libertad de escoger. Ese muro es su prisión. En el viven, con el viven, pues todos, oigase bien, todos somos Amurados, solo que unos cuerpo afuera y otros mente adentro. Todos somos Amurados; y esa condición, la de Amurados, no la conferimos nosotros, nos la da el muro que nos limita.

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