domingo, 20 de septiembre de 2015





EL VIAJERO
Para Sandra.

Llegò una mañana. Como una sombra se deslizò por la puerta y de pronto allì estaba. Parado en medio de la Redacciòn, sin saber como empezar a decir algo, con su maleta de cartòn custodiandole las piernas y aquella expresiòn de asombro pintada en su cara. No hablaba, sòlo miraba, escuchaba, hasta que una voz lo moviò del pasillo.  " Atiendan a ese hombre, que tiene rato ahì."
- ¿ Tu quieres algo, hermano?
- Si, quiero hablar con el Jefe de Prensa.
Soy yo, venga, voceò Carlos Santiago desde su escritorio. Y hasta allà fue, cargando su maleta llena de trapos y tapuzada de ilusiones.
Mucho gusto, Asdrùbal Josè Lunar, soy periodista, vendo de Margarita y estoy buscando trabajo. Lo dijo todo de un tiròn. Rapìdito. Y asì, rapìdito, tambièn se quedò. Desde el principio nos asombrò con su manera sencilla de escribir las cosas complicadas, con su vozarròn de locutor cuando le abrìan un microfono, con su inocencia pueblerina, con su grandeza de espiritu, con su timidez que asomaba por sus ojos de niño en cuerpo de hombre y sobre todo con su franqueza y capacidad para querer a la gente. El Pèrico, asì lo llamamos. El Perico Lunar, asì se presentaba. El Pèrico Lunar se hizo parte indivisible de la vieja Redacciòn de Radio Reloj Continente en el ya vetusto edificio de la Avenida Mèxico y tambièn se hizo mi amigo inseparable
Al Pèrico aprendì a quererlo por haberle quitado el "pañal" al Cristo del Buen Viaje, para ver si tenìa pipe. Por haber llorado cuando recibiò el carnet del Colegio Nacional de Periodistas, como miembro fundador, su mayor orgulo. Por haber peregrinado por las clìnicas de Caracas para despedirse de la vieja Braulia, colocada en trance de muerte, esa madre severa y amorosa que lo sentò desnudo en una silla del porche de su casa en Pampatar, para que las muchachas se rieran de èl, en castigo por haberle quitado el "pañal" al Cristo del Buen Viaje, para ver si tenìa pipe. Por no haber venido de Margarita a tierra firme a pelar bola. Al Pèrico aprendì a respetarlo por su increible capacidad de trabajo, por su amor por esta profesiòn que compartimos, por su respeto por la noticia. "...la noticia, compaì, es como una mujer bonita, uno se enamora facilito de ella..." Al Pèrico aprendì a admirarlo por su dedicaciòn a su casa, por la preocupaciòn constante por sus hijos y por ese amor inagotable por su Sandra, su compañera de vida, quien lo defendiò, acompañò y quiso hasta la muerte. Al Pèrico aprendì a conocerlo por las cosas que decìa y mejor aùn, por las que no decìa, que se callaba, las que se guardaba.
Hoy, Asdrùbal no està. Se fue. Dice Sandra que se quedò dormido, como un pàjarito, como un perico, y cuando ella fue a despertarlo ya era tarde, la muerte lo habìa envuelto en un manto de sombra, cerràndole sus ojos a la vida y partièndole su noble corazòn.
Se fue el Pèrico y no pude decirle adios. Supe de su muerte por Facebook, me lo dijo su hijo Asdrùbal Jesùs. Se fue mi compadre, le bauticè a Jose Gregorio, se fue como vino, sin hacer ruido, sin armar escandalo, tranquilo, quieto, en paz. Se fue Asdrùbal y todavìa no me acostumbro a esa muerte. Me hace falta su hablar cantaìto, su mirada limpia, su sonrisa franca. Me hacen falta los tragos compartidos, las confidencias a media voz, sus angustias, sus alegrìas, sus ilusiones, sus asombros ante un nuevo conocimiento. Me hace falta saber que està en Barcelona, a un pasito de carretera, a un brinquito de aviòn. Me queda la satisfaciòn que entre nosotros nunca hubo diferencias. No nos alejamos, Dejamos de vernos, pero nos sabìamos cerca. Nunca estàbamos tan lejos que no pudieramos llamarnos. Siempre nos estuvimos presentes. Siempre nos quisimos. Se fuè Asdrùbal, el hermano, el colega, el compadre, el entrañable amigo. Se fue como vino, en silencio, con su maleta de cartòn llena de sueños, algunos inconclusos. Se fue el Pèrico y tan solo me queda enjugar esta làgrima rebelde que se empeña en no irse y pensar que estarà tranquilo, comiendo "carrachanas asadas" en alguna playa del cielo donde "un ejercito de mesoneros", lo espera para antenderlo. Descansa, hermano. Buen viaje.  EFO.

PD
Al año de su muerte Sandra tambièn se fue.

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