lunes, 25 de marzo de 2019




LIFE SAVERS


El vacío es algo más que la ausencia de todo. No es solo un espacio ocupado por nada. Es la nada ocupando todo espacio. Es una oquedad que nos copa totalmente, que nos plena absolutamente. Nos llena de soledad. De ausencias totales. El vacío es una perdida, un adios, un hasta nunca. Cuando perdemos la esperanza y nos entregamos  el vacío nos posesiona.
El vacío es algo más que no tener nada. Es carecer de aquello que consideramos elemental, imprescindible. Cuando entre dos se abre un espacio, que nada llena, la soledad del alma se posesiona de ambos. La soledad es ayuno, ausencia, falta.
Todos somos solitarios. Vivimos nuestra existencia dependiendo de nosotros mismos. Colocados en trance de muerte, nada más contamos con nuestras reservas, físicas o espirituales, para dar el salto a ese vacío que amenaza con tragarnos. Nacimos en solitario, dependiendo de nosotros mismos para subsistir, para empezar a vivir y así, en solitario morimos, dependiendo de nosotros mismos para dejar de vivir. Pero la soledad no es sinónimo de vacío, ni tampoco el vacío mismo, la soledad es un complemento, un accidente. La soledad tampoco es ausencia de compañía. Podemos, de hecho lo estamos casi siempre, estar solos en medio de una multitud. Podemos, de hecho lo estamos, estar solos en compañía de alguien próximo. La soledad es también una forma de existir, de cumplir un ciclo, de llenar un tiempo. La soledad es una manera, un gesto, que en muchos es habitual, natural, inherente.
Hay vacíos físicos y los hay espirituales. Los primeros rebosan un espacio de nada. Ocupan con su insustancialidad una forma. Esos vacíos no son absolutos, pues están contenidos por el elemento que los guarda. El vacío total no existe, pues siempre estará limitado por una estructura que lo cerca. Los vacíos espirituales son más completos que los físicos pues el espíritu, el alma, es inmaterial, amorfa y por ende no puede contener nada. El vacío espiritual es, entonces, una manifestación, un sentir, una sensación. Ambos vacíos, el físico y el espiritual, se complementan. Uno no puede existir sin el otro, pues percibimos el vacío espiritual a través de nuestros sentidos, de nuestra mente, de  elementos de nuestra naturaleza humana, de nuestro ser material.
El vacío también puede ser dulce pues aunque parezca anecdótico, su mejor definición la encontramos en la Patente del  caramelo américano, Life Savers: Salvavidas es nada encerrando en un circulo.  EFO.



1 comentario: