viernes, 12 de abril de 2019



VIVIR, MORIR... NO MAS


Vivir y morir no son antónimos, son sinónimos, pues pese a tener significados distintos, en realidad son lo mismo. Vivir es morir. Cada día que vivimos, es uno menos en nuestra existencia, pues cada día que pasa morimos un poco, damos un paso más hacia la muerte.
Morir es vivir, pues solo puede morir aquel que esta vivo. Morir no es el fin de la vida, muy por el contrario es comenzar a vivir, solo que en otro plano. Cuando morimos físicamente empezamos a vivir en el recuerdo, en la mente de otros. Hay quienes, por su epopeya perviven en la memoria de mucha gente, hay otros que no alcanzan ese nivel de post existencia. Viven menos.
Cuando morimos renacemos a la vida. Volvemos a vivir, en algunos casos por muchos años, pues nuestro legado se transmite de generación en generación, en otros nuestra existencia posterior se limita a la existencia de quienes nos conocieron, con quienes compartimos nuestro ciclo vital. Aquellos que nos amaron u odiaron. Podemos vivir estando muertos, muertos para otros, lo que equivale a una forma distinta de morir. Podemos estar muertos, pero vivos para otros, lo que equivale a una forma distinta de vivir. La vida es una incidencia, una anécdota, un corto paso, muy pequeño, insignificante. La vida es un transito fugaz. Apenas un breve tiempo encerrado en un pequeño espacio. Vivir es compartir experiencias, presencias, ausencias, penas, alegrías. Hay quienes recorren su camino sin ver el paisaje, sin sentir la vida. Son mudos testigos de su tiempo, están allí porque le tocó hacerlo, pero su presencia es innecesaria, no hacen falta.
Lo más importante, lo verdaderamente importante, de la vida es transcender. Dar el paso. Hay quienes nunca lo logran. Los cementerios están llenos de tumbas anónimas, poblados de lápidas que no dicen nada. Son fosas vacías. La vida es un ejercicio mediante el cual nos preparamos para ese final,  para ese comienzo. Pero esa preparación debe ser para bien, nunca para mal. Los perversos, los malos trascienden en negativo. Los buenos, los héroes lo hacen en positivo. Son pocos los que logran traspasar la barrera, la mayoría solo alcanza la categoría de simple existencia. Para ellos la muerte es definitiva. No hay resurrección, apenas  un recuerdo fugaz, pasajero. Esos, la mayoría, vivieron su vida estando muertos y muertos viven su muerte la cual siempre es eterna. Los héroes y los perversos vivieron su vida estando vivos y vivos viven su muerte. Siguen existiendo en los libros de historia, en los mármoles de las plazas, en el papel de las fotografías. Su recuerdo es permanente.
Yo he intentado seguir el tortuoso camino de los ascetas. Busco la perfección. Quiero pervivir. Pero la ruta es dura, escabrosa, plagada de obstáculos. Difícil de recorrer. En mi camino he caído muchas veces, lo sigo haciendo y ese es mi mayor temor: Caer y no poder levantarme. Trascender para mal. 
En ese breve tiempo, encerrado en un pequeño espacio todos somos caminantes en ruta hacia la muerte...o hacia la  vida.  EFO



1 comentario:

  1. Siempre un gusto leerlo, amigo Ernesto. Saludos de su amiga musicalizadora. Bendiciones para usted y su familia.

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