domingo, 13 de octubre de 2019



EL PASO DEL ÁNGEL


Nadie sabe exactamente cuando se abre un espacio entre dos. A veces pienso que ese vacío de palabras, esa ausencia de gestos, esa falta de casi todo, ese silencio ominoso que termina por tragarlos, se produce en un instante, o se gesta durante años y se manifiesta en ese minuto en que ambos callan, en ese imperceptible tiempo en que entre ellos pasa un ángel.
En la antigua Roma, cuando se nombraba a una persona fallecida se mantenía un respetuoso silencio para honrarla y se decía que su ángel pasaba durante esa pausa que se le ofrecía. A veces el silencio se aposenta, no en señal de respeto, sino de dolor, otras encubre una intención, persigue un fin. Se calla por temor, por prudencia, por obligación y también por amor. Según La Cabala el silencio, entre dos o entre muchos, suele aparecer cada 20 minutos, pues ese es el tiempo en que se turnan en su labor, rotando en sus puestos, los 72 Ángeles Custodios.
El silencio, el paso del ángel, puede durar mucho tiempo o ser transitorio, todo depende del daño que hayan acumulado los silenciados, de lo que tengan uno en contra del otro, de la gravedad de las ofensas, del tamaño de las heridas infringidas.
El silencio, además de corto o largo, también puede ser liviano o pesado. Es liviano cuando se hace llevadero, cuando los enmudecidos se permiten licencias en su actuar,cuando lo rompen parcialmente con una mirada, con un gesto, con una frase dicha al voleo. Es pesado cuando gravita como una losa, cuando lo ocupa todo, cuando se hace sordo, lento, insuperable. Ese silencio, solo es comparable al de los muertos, al de aquellos que no hablan, ni lo harán,  por siempre jamás. El silencio pesado es un fardo, un lío, un paquete de resentimientos que nos resulta muy dificil cargar, pero que tenemos que soportar.
Hay silencios personales y también colectivos. Los primeros nos atañen a nosotros mismos por ser sus creadores. Somos responsables de sus consecuencias, pues los alimentamos y mantenemos, ocupando un tiempo en el espacio. Los colectivos son generales, no tienen un solo dueño, los fabrican un grupo indeterminado, les pertenecen a todos y a todos afectan. Ambos silencios pueden ser ambivalentes, producir sentimientos encontrados y a veces son indefinidos, abstractos, imprecisos. 
El ángel del silencio nunca habla, siempre calla. El ángel del silencio asorda con su mudez, nos perturba con su ausencia de ruido, con su falta de sonido. El ángel del silencio es un ente que se queda  estacionado, quieto, suspendido. Ese ángel suele ser terrible, fatal, total, feroz es un "...ángel que pasa, besa y te abraza... ángel para un final."  EFO.

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