domingo, 9 de agosto de 2020






EPÍSTOLAS DESVAÍDAS




4 de Febrero de 1971... no soporto esta ausencia que me corroe el alma. Ya no quiero seguir viviendo, noche a noche, día a día sin ti, obligada a vivir con el.

15 Agosto de 1973... hoy al despertar me hirió el olor de su cuerpo junto al mio, añorando el tuyo, que se despierta cerca de aquel que dice quererte, pero que tu no quieres.

12 de Octubre de 1974... Anoche fue una noche mágica. Al fin, pudimos compartir el tiempo hasta agotar las horas en el reloj. Nos extasiamos viendo como las luces retozaban en las aguas inmóviles para zozobrar luego en las sombras y sentí navegar en mis labios el sabor de tus besos. Dejé que, con tu mirada,  desvistieras mi cuerpo y que aprendieras de memoria el camino del deseo. El día nos asustó con su brillo, ese ladrón de  nuestra hasta ahora felicidad, nos devolvió a la indeseable realidad.

7 de Enero de 1975... me creerás si te digo que no pude. Lo intenté una y otra vez pero no pude. Por más que me esforcé no reuní el valor para decirle que se terminó, que amo a otro, que no lo quiero.

15 de Mayo de 1975... Otro día contigo. Me arden los ojos de tanto verte. Me duele la boca de tanto besarte. Eres mi luz. Eres mi sombra. Eres mi vida. Me abrazo a tu piel, como la hiedra a la pared.

25 de Marzo de 1976 ...se terminó. Ya lo sabe. Ayer me pidió que me fuera, que la dejara sola. Me dijo que no quería seguir viviendo con quien no la quiere.

5 de Abril de 1976... Donde estás. Porque no contestas mis cartas y no atiendes  mis llamadas. Hoy se cumplen diez días sin verte y ya no puedo vivir. Me duele respirar.

7 de Junio de 1977... Gracias por existir para mi.

6 de Julio de 1977...  lo he pensado muchas veces. Mi decisión no es apresurada. Lo mejor es terminar, acabar esta relación que nos hace daño y que ya no aguanto. Debemos marcar distancia entre los dos. Separarnos.

10 de Diciembre de 1978... Luisa, me dijo que regresaste. Todavía no comprendo por que te fuiste.

15 de Diciembre de 1978... Hoy te vi cruzar la esquina. Quise llamarte, pero tuve miedo que tu corazón no me oyera. Llámame. Tenemos que hablar. 

20 de Febrero de 1981... Ayer, aunque nos cueste creerlo, cumplimos 10 años y todavía no he podido acostumbrarme a esta normalidad sin ti, a esta normalidad contigo. Las horas se vuelven años y los años siglos. A veces reúno el valor suficiente para renunciar a esta locura, pero basta una sola de tus miradas para desistir de mis propósitos,

18 de Mayo de 1983... Le pedí el divorcio y dijo que no. Hablamos como amigos. Se niega a renunciar a mi. Dice quererme tanto que es capaz de soportar lo que tenga que soportar. Hicimos un pacto.

16 de Abril de 1994...  Nos miramos largamente. El abrazado a tu hijo, yo soldado al piso. Entre ambos sólo mediaba tu ataúd. Los dos compartimos el mismo dolor como te compartimos cuando vivías. El se quedó sin tu compañía, quizás lo único que tenía. Yo me quede sin tu amor, todo lo que poseía. En el paroxismo de mi amargura se me ocurrió pensar que al final gané la partida, porque conservo de ti todo, mientras que el no tiene nada. Su casa y su alma están pobladas de malos recuerdos. Pero ese pensamiento insensato se justifica solo por el desconsuelo que hoy me plena y por la certeza de saber que cuando muera, donde quiera que nos encontremos, no tendré que compartirte ni con el, ni con nadie, nunca jamás.  EFO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario