jueves, 14 de noviembre de 2013





ESE MANTO NEGRO



Como contando sus pasos la noche se aproxima en busca de parpados que cerrar, de pieles que acariciar, de labios que besar. La noche es un manto negro que arropa todo. La noche es un lienzo oscuro donde las estrellas pintan. La noche, niña, es un espacio abierto, donde sueñan los enamorados. Las noche, es una vieja amiga que juega con tiempos ancestrales, que acumula en sus pozos insondables  e imperecederos recuerdos. Cuando la noche está triste, como tu lo estás hoy, hace dúo con el viento y entre los dos desgranan sus penas. ¿Has oído hablar al viento en las noches de frío? Su voz tiene mucho de lamento, de penas no lloradas, de duelos no cerrados. Cuando la noche está alegre, como tu lo estarás mañana, hace dúo con el viento y los dos gritan de contento. ¿ Has oído hablar al viento en las noches cálidas?  Su voz es cantarina, melodiosa, musical. Es apenas un susurro que arrulla. Un soplo tenue que se mete por los oídos, se sube a la cabeza, alborota el cabello, ciega los ojos y no deja respirar.
La noche,  niña, es fantasma temido por quienes tienen seco el corazón. La noche es penumbra deseada por quienes se pierden en los rincones, desandan los caminos, se esconden en las esquinas, con las manos entrelazadas y los labios unidos  en eterna comunión. La noche es viajera impenitente, en perene deambular por las calles vacías, por los campos solitarios, por los ríos turbios, por los mares profundos. La noche sólo detiene su andar cuando se sienta en los muros de las casas, cuando trepa a los árboles, cuando se asoma a las ventanas, violando intimidades, cuando se cuela por las puertas.
La noche, es capote de luces que hace Verónicas de fantasía, es negra mortaja que aprisiona los cuerpos yertos de los que mueren al aire, en descampado, solitarios, sin nada que los cubra, ayunos de una postrer despedida. La noche es carcelera del sol, cómplice de pecadores, protectora de fugitivos. Celestina de enamorados.  La noche es bálsamo que sana las heridas. La noche es eso que aúpa tu tristeza, que hace brotar lagrimas de tus ojos, que te aprieta el corazón, pero que amorosamente te cobija llenándote de sueños. La noche, niña, es guardián de  secretos. Confíale los tuyos  a ella, que ella sabrá guardarlos bien. EFO

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