viernes, 8 de enero de 2016




LOS POSTES DE CARACAS.

Erguidos, cual mástiles, se levantan los postes de alumbrado público sembrando el paisaje de cruces. 
En principio eran estructuras, si se quiere rudimentarias, pues se trataba de rolas de madera que alcanzaban apenas unos cuantos metros de altura.
En sus inicios la Electricidad de Caracas operó con postes de madera que garantizaban un mejor aislamiento, dadas las propiedades no conductoras de ese elemento. Para ese entonces Caracas no pasaba de ser un pueblo. La capital aún no tenía las pretensiones de urbe. El Encantado disponía de una sola línea de transmisión que a menudo quedaba cortada por un fuerte ventarrón, por la caída de un árbol o de una simple rama. Se interrumpía de pronto el suministro de la corriente con el inevitable apagón y la secuela de protestas y criticas de los clientes. Las líneas de distribución no estaban exentas de accidentes de esta naturaleza y muchas veces, a medianoche, se reparaba el desperfecto improvisando un poste con una rama del árbol más cercano, mientras llegaba el día y el personal de la empresa podía trabajar más "tecnicamente".

Llegaron los postes

La empresa y el área que atendía evolucionó rápidamente. Esta evolución trajo pareja la introducción de nuevas técnicas y elementos para la prestación del servicio.
En los albores del presente siglo llegaron a Caracas, procedentes del exterior los primeros postes de metal. Eran de hierro, sumamente pesados y de altura regular. Muy pronto Caracas se "adornó" con ellos y ellos a su vez se adornaron de crucetas y transformadores.
Los postes de metal sustituyeron al antiguo poste de madera pues el nuevo material estaba a salvo de la invasión de comejenes o de la voracidad de las llamas de algún incendio forestal.
Cuando se acometió la remodelación de la Plaza Bolívar, la empresa participó activamente instalando unos postes de hierro forjado, que tenían varios brazos. Eran, más que postes, auténticas obras de arte, artísticamente  trabajadas. Igual cosa se hizo en las principales avenidas de la urbanización de moda: El Paraiso. Más adelante, cuando por razones de servicio fue necesario sustituir en algunos sitios de la capital los viejos postes de los cuales pendía un bombillo protegido por un "platico", la compañía adquirió postes de base ancha, que progresivamente iban adelgazando su diámetro hasta rematar en una hermosa luminaria. Estos postes constituyeron el orgullo de los habitantes de las zonas donde estaban instalados.

Los postes de los mil y un usos.

En las primeras décadas de 1900, Caracas bostezaba el tedio de sus horas muertas. Los patiquines de la época se reunían frente al Pasaje Capitolio recostando sobre los postes del alumbrado público si imagen de pajilla y bastón. Esos postes sostenía una luminaria en forma de farol, testigo de más de un idilio y sordo participante de una que otra conspiración contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Casi desde su instalación los postes de Caracas han cumplido múltiples funciones, además de la propia. Sus bombillos fueron el blanco preferido de los zagaletones, quienes los quebraban a "chinazos", por el solo placer de verlos estallar, o por encargo de algún galán que quería aprovechar la oscuridad para susurrarle ardientes palabras a su dama protegido de la vigilante mirada de papá o de las incursiones furtivas de nocturnos caminantes.
Además de estos usos, los postes han sido el lugar predilecto de perros callejeros y aristocráticos, para desahogar sus ímpetus no amorosos. Fueron y siguen siendo, soporte obligado de guirnaldas, banderines, ristras de bombillos de colores, pancartas y por supuesto de propaganda electoral, así como también sostén de  aquellos en quienes Baco causa estragos.
El crecimiento de Caracas obligó a la empresa a expandir su servicio a zonas circunvecinas, es así como La Guaira queda incorporada al área servida por la compañía. Desde Caracas bajaban las cuadrillas que instalaban postes y líneas y muy pronto el litoral central comenzó a disfrutar los beneficios de la energía eléctrica. Pero los problemas aparecieron casi con la misma velocidad que los vecinos de la zona recibieron el servicio: el salitre corroe los postes. Era necesario sustituirlos con una frecuencia que desalentaba a empresarios y trabajadores. Ante esa situación es preciso buscar una solución adecuada y es allí donde se pone a prueba el ingenio criollo: cada cierto tiempo se recubrían con petróleo caliente para preservarlos de la corrosión. Esto duraría hasta la aparición de los postes de concreto.

Los postes tienen nombre

Cada poste tiene un número, que viene siendo como su cédula de identidad. Todos los postes son punto de referencia para los efectos de la ubicación de fallas, suscriptores, transformadores y equipos, además de constituir una valiosa ayuda para la confección de los "cuadernillos de lectura" que usan los lectores de medidores.
Han pasado mas de 100 años, desde que La Electricidad de Caracas instaló el primer poste, hoy las tanquillas, refugio de líneas subterráneas, desplazan  casi totalmente las verticales estructuras, y gracias a ello Caracas no se desdibuja en una maraña de cables aéreos. Pero aún,  perdidas en la noria del tiempo, existen esas cruces de hierro que se elevan al cielo dejando constancia de mas de un siglo de trabajo tesonero y eficiente. EFO.

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