LA LUPE... a su manera.
"...Lupe Victoria, una mulatica flaquita que cantaba y bailaba por las esquinas del Barrio San Pedrito, en la Provincia de Santiago de Cuba, donde nació, desde muy chiquita amó la música..." Su padre, Tirso Yoli Michel era un hombre de mal carácter que trabajaba en la fábrica de Rón Bacardi y a quien no le gustaba que su hija se dedicara a cantar y por eso la obligó a estudiar para maestra, matriculándola en la Escuela Normal. Su madre, Paula Raymond Solera, era una mujer autoritaria, que sabía como imponerse, tratando de corregir los excesos de su hija, pero ella no le hacía caso a ninguno de los dos. Seguía en lo suyo. Desde pequeña fue espontanea e irreverente. Su primera aparición pública la hizo como aficionada en un programa que se transmitía por la emisora CMKW. El timbre de su voz y lo sensual de sus movimientos cautivaron al presentador, quien la contrató para que bailara y cantara en el Cabaret Copa Club de Santiago.
Entre boleros, guarachas y guaguancos llega a La Habana con una maleta de gritos y gemidos como equipaje. Poco a poco se abre camino y ya para 1960 graba, con el sello Discuba, su primer LP, que lleva por título Con el diablo en el cuerpo.
Su forma de interpretar era original, llena de trucos, hiriente y desgarradora. Tanto quería a la música que un día dijo que cantar para ella era como hacer el amor, ente más pasión le ponía, mayor era el deseo, y por eso se entregaba totalmente, revelando sus arranques de locura tirándose al suelo, rompiéndose el vestido, quitándose los zapatos, convulsionado, llorando, gimiendo. En el paroxismo se arañaba la cara, se mordía manos y brazos y cada vez que podía aporreaba al pianista. Se transformaba. Así era su puesta en escena.
Su manera de ser le ocasionó, de siempre, muchos problemas. En la época de Batista escandalizaba a la ortodoxia musical y a la alta sociedad habanera. En los tiempos de Fidel no le aceptaron lo que llamaron sus actitudes irreverentes y marginales.
Fidel nacionalizó las clubes nocturnos, incluyendo La Red, donde cantaba La Lupe. De Cuba salió, según contó ella misma, con dos falditas y una blusa que tuvo que pedirle a la costurera, que se las arreglaba, pues tenía que irse ese mismo día.
Se radica en Mexico y de allí viaja a Miami y luego a Nueva York. En la Gran Manzana canta en la calle, canta en las plazas, canta en los bares, por 30 dolares la noche. Y en los bares, en la calle, en las plazas, la vió por vez primera Jhonny Pacheco, quien quedó fascinado por su talento y temperamento. Muy pronto se corrió la voz en el centro de Mahattan, que había una mulata que ponía a bailar a los muertos. Su voz, sus movimientos y su escultural cuerpo causaban sensación. La Lupe, era una mujer exhuberante, alta, de grandes senos, piernas largas, cintura estrecha y boca golosa. Su amistad con el maestro Pacheco se consolido rápidamente al punto que era común verlos compartir tarima, cantando y bailando a duo.
El éxito le vino de la mano de Mongo Santamaria. Era imposible que la fortuna no le sonriera. Y no pasa mucho tiempo en aparecer Mongo Introduces La Lupe. Ese disco vendió más de dos millones de copias y acaparó numerosos premios. Comienzan a actuar juntos en los lugares de moda: El Apolo, El Triton, El Palladium, donde es presentada como la estrella del momento. Abandona a Mongo para unirse a la agrupación de Tito Puente. Con el Rey del Timbal graba varios LP, pero su éxito más rutilante ente el publico hispano lo consigue con La excitante Lupe canta con el Maestro Tito Puente. Canciones como Que te pedi, Adios, La Tirana, Yo soy como soy, la catapultaron al panteón de los cantantes.
La Lupe ya es una figura consagrada que viaja a numerosos países y se presenta en los mejores escenarios. Fue la primera vocalista latina que actuó en el Madisón Square Garden.
La unión con Puente continuó hasta la grabación de los discos Homenaje a Rafael Hernandez y The King and I. En 1968, en medio de una grabación Tito, cansado de sus extravagancias y locuras, la despide. Eso quedo grabado en el tema Oriente donde La Lupe canta: " Ay, ay, ay, Tito Puente me botó". Su salida de la banda la sume en una profunda depresión que trata de evadir con drogas y alcohol. Para esa época su esposo Willie Garcia desarrolla un cuadro esquizofrénico que la obliga a gastar grandes sumas de dinero en tratamientos médicos, todo ello aunado a sus costosos hábitos hacían, que por ejemplo, gastase 20 mil dolares, que ganaba en un concierto, en un abrigo de piel o en un nuevo juego de muebles. Su estrella comienza a palidecer. Ya casi nadie se atreve a contratarla debido a los rumores que circulaban sobre sus actitudes violentas y su tendencia al consumo de drogas, irritabilidad y arranques de locura. Sus boleros y guarachas estaban pasados de moda. La Salsa, era el nuevo ritmo que se imponía. Nunca se integró. No pudo subirse a ese autobús. Su sol declinó y el ocaso dio paso a la oscuridad. Poco a poco se vio obligada a vender todo lo que tenía: sus carros, joyas, abrigos de vison y hasta la mansión de Nueva Jersey valorada en 185 mil dolares y que había pertenecido a Rodolfo Valentino. Se mudó a Puerto Rico, pero al poco tiempo regresó a Nueva York.
En 1984 un accidente domestico la dejó invalida. Al colgar una cortina en su apartamento cayó estrepitosamente, lesionándose la columna vertebral, hecho que la amarró a una silla de ruedas por algún tiempo. Ese mismo año su casa fue consumida totalmente por un voraz incendio sumiéndola en la miseria total, sobreviviendo gracias a la ayuda de la beneficencia y a los pocos amigos que le quedaban.
Pasó a vivir en un sótano en malas condiciones y terminó en un albergue para vagabundos en la misma ciudad que una vez la amó. En 1986 el Estado de Nueva York le otorga un apartamento en el Bronx y asume el costo de la operación que la hace volver a caminar. Se matricula en la universidad, según confesó más tarde, para utilizar el dinero de la beca para comer. Pasada de peso, coja y mal vestida nadie la reconocía. Uno de sus compañeros de aula le preguntó: "Usted, que tiene una voz muy linda, ¿canta? A lo que ella respondió: si, me gusta cantar".
La Lupe siempre fue santera, hasta que conoció al Señor y entonces "me convertí al evangelio; mi Dios me salvó" Un día al asistir al culto las manos del Pastor se asentaron en su espalda. Se desmayó y cayó al piso. Cuando despertó se levanto sin dolor y comenzó a correr y saltar por toda la iglesia. Dedicó el resto de sus días a la Iglesia Pentecostal El Fin Se Acerca, componiendo y cantando canciones de corte religioso.
La Lupe, se casó tres veces, tuvo dos hijos,un varón y una hembra, Rene y Rainbow García, quienes llevan tiempo tratando de recuperar los derechos de autor y las regalías de su madre.
Lupe Victoria murió el 28 de Febrero de 1992, mientras dormía a los 53 años de edad en su pequeño apartamento del Bronx.
De ella quedan 25 álbumes, gratos recuerdos, un vasto anecdotario y una calle en Nueva York llamada La Lupe Way, en la 140 Este, entre las Avenidas St. Anns y Cypres.
Sus restos reposan en el Saint Raymond Cementery en Nueva York, bajo una lápida, cubierta de flores y cartas, que dice: Lupe Yoli (La Lupe) Recuerdo de tus hijos y admiradores. Mi Dios me lo ha dado todo. 23- 12-1939 ---- 28- 02- 1992.
La Lupe fue una cantante completa, capaz de interpretar con soltura varios géneros musicales. Atacaba con gracia la guaracha y el guagunaco, pero donde mejor se apreciaban sus dotes era en los boleros. Con su voz cálida, melodiosa, rica en matices llenaba los espacios donde actuaba, despertando sentimientos encontrados en quienes la escuchaban. Su manera tan peculiar de interpretar los boleros llegaba al alma. Sus boleros eran una mezcla de dolor y amor, de reclamo y suplica. Su canto era meloso, pegajoso pero a la vez acariciante. Fraseaba con habilidad e imponía con su extraordinaria expresión corporal.
La Lupe fue una cantante completa, capaz de interpretar con soltura varios géneros musicales. Atacaba con gracia la guaracha y el guagunaco, pero donde mejor se apreciaban sus dotes era en los boleros. Con su voz cálida, melodiosa, rica en matices llenaba los espacios donde actuaba, despertando sentimientos encontrados en quienes la escuchaban. Su manera tan peculiar de interpretar los boleros llegaba al alma. Sus boleros eran una mezcla de dolor y amor, de reclamo y suplica. Su canto era meloso, pegajoso pero a la vez acariciante. Fraseaba con habilidad e imponía con su extraordinaria expresión corporal.
Muchos dicen que La Lupe murió por falta de amor, otros que su corazón no aguantó tanto dolor, nosotros preferimos creer que murió como siempre vivió: a su manera. EFO.
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