lunes, 5 de febrero de 2018




 LOS ADIOSES


Decir adios no siempre es decir hasta luego. Hay adioses totales, rotundos, que marcan distancias abismales, imposibles de superar. Esos adioses se quedan con nosotros, no se van con quien se despide. Esos adioses son nuestros, completa y absolutamente nuestros. Esos adioses vienen precedidos de lagrimas, de tristeza, de rabia, de desencanto. Cuando los escuchamos sabemos que son los últimos, que después de ellos no habrá nada mas. Esos adioses desgarran el alma, rompen el corazón, desequilibran la mente.
Decir adios no siempre es decir nunca más. Hay adioses transitorios, pasajeros, que se pronuncian con la certeza de saber que no serán definitivos, que habrá un nuevo encuentro, que nos volveremos a ver. Esos adioses vienen precedidos de risas, de frases cariñosas, de gestos amables. Esos, nos contentan, nos reconfortan, nos ayudan a mantenernos vivos.
Hay adioses que queremos, que deseamos, que esperamos con ansias. Esos los marca el hastío, el cansancio, las ganas de no seguir, el deseo de no volver.
Hay adioses que tememos, que no queremos escuchar, que tratamos de evitar. Esos adioses son odiados, nunca deseados, siempre postergados. Esos adioses vienen precedidos de resentimientos, de dudas, de angustia, de medias verdades, de verdades absolutas. Esos adioses significan siempre no. A esos adioses le tememos, pues sabemos que nos causaran pesar, que nos abrirán una herida, que nos romperán el corazón.
Hay adioses que nos colman de esperanza, pues dejan abierta la puerta para un regreso, para un rencuentro. Esos adioses nos llenan de dulces sentimientos, pero también de razonables dudas. Nos dejan pensando si la promesa que encierran se hará realidad. Esos adioses nos confunden pues nos inquietan, a la par que nos alientan. Esos adioses se convierten, por algún tiempo, o para siempre, en una gran interrogante.
Decir adios  no siempre es  decir una palabra. Detrás de cada adios hay una intención, una afirmación, una promesa, un deseo. La palabra adios  es querida, es deseada, es esperada. La palabra adios, hiere, asusta, angustia, mata. La palabra adios marca un antes y un después. Un hoy y un mañana. Un pasado y un porvenir, pero la palabra adios no siempre es sinónimo de partida, como hola no lo es de llegada. Hola es un adios, esperando turno para despedirse.  EFO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario