lunes, 10 de junio de 2019



PERDON, VIDA DE MI VIDA


Perdón es disculpar a otro por una acción considerada como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, reclamar un justo castigo o restitución. El perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida; pero el perdón tiene sus variantes. Atendiendo a la forma en que se concede podemos distinguir tres tipos básicos: Perdón Pleno, perdona y olvida, Perdón Parcial, perdona pero no olvida. Perdón Condicional, subordina algunos o todos los efectos del perdón al seguimiento por parte del perdonado de ciertas reglas de conducta o al cumplimiento de cualquier otro tipo de condición. Ademas el perdón puede ser Espontáneo o Solicitado: el solicitado se produce tras la petición de disculpas del ofensor, el espontáneo  sin tal petición y finalmente según sea quien perdona,  el hombre o Dios, el perdón será humano o divino.
El perdón es esencialmente humano. Cuando nos es concedido podemos estar seguros de haberlo recibido. El perdón Divino no es posible de probar. Solo lo aceptamos mediante un acto de fe. Confiamos en que Dios, perdona nuestros pecados. 
El perdón es liberador, gracias a el drenamos una carga de resentimiento, de ira, de dolor, que mantiene atada una parte de nuestro ser interior. Al perdonar no sólo otorgamos a otro un beneficio, también nosotros nos hacemos beneficiarios Perdonar a otros es bueno, pero quizás más importante sea perdonarnos a nosotros mismos. Cuando eso hacemos iniciamos un diálogo con nuestra alma en busca de aquello que consideramos perdido, tratando de rescatar lo que dejamos en el camino, lo que queremos conservar, lo que nos interesa tener. Perdonarnos a nosotros mismos es perdonar los errores que cometimos, entendiendo que somos falibles, que está permitido equivocarse, que es licito fallar. Para perdonar nuestras faltas debemos primero reconocerlas, luego arrepentirnos de haberlas cometido y por último establecer la firme disposición de no volver a incurrir en ellas. Perdonarnos a nosotros mismos es asistir a nuestro propio juicio donde somos juez y parte y al jugar ambos roles estamos obligados a emitir un fallo, pero también sentimos la necesidad de ponernos a salvo, de eludir el castigo. Tenemos que ser duros, pero a la vez flexibles pues de lo que se trata es de mejorar, de crear herramientas para salir adelante, para volver a comenzar. 
Los judíos, desde los tiempos bíblicos, entendieron la importancia del perdón y el arrepentimiento y establecieron el Yom Kipur, que es considerado el día más santo y solemne del año. Su tema central es la expiación y la reconciliación; así también lo entendió Daniel Santos cuando canta:
                                             Perdón, vida de mi vida,
                                             perdón, si es que te he faltado, 
                                             perdón, cariñito amado,
                                             ángel adorado, dame tu perdón. 
EFO.





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