lunes, 2 de julio de 2018






DESCANSA EN PAZ


No recuerdo si fue el sábado o el domingo, cuando desde el periódico saltó el aviso con inusitada violencia, chocando con los anteojos y nublándome la visión. Después regresó a su lugar de origen y allí estaba, con letras elegantemente dispuestas en aireadas galeras, bajo la infaltable cruz.
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Ha fallecido cristianamente el Señor Eleuterio Gómez (Q.E.P.D.)
su viuda, Josefína de Gómez; sus hijos Clara, José y Margot; su madre, Andreína de Gómez, hermanos, tíos, primos, sobrinos y demás familiares y amigos invitan al acto del sepelio que  se efectuará...

De inmediato, no se por qué me vino a la memoria la infancia compartida con el tiempo, la adolescencia jugando a ser adulto, la época de la rebelión. Repasé el acto de grado, el matrimonio (era linda ella, ahora el tiempo ensaya trazos en su rostro), el nacimiento de mi primera hija, los amigos, las cervezas tomadas y las que se quedaron llorando nostalgias de espumas en el fondo del vaso. Entonces decidí que era importante que yo estuviera allí. Pensé que era mi deber asistir y mi obligación estar presente. 
Mi mujer escogió la ropa por mi. Seleccionó el flux crema (el mismo que me regaló en mi cumpleaños), la camisa azul clara y por supuesto la corbata negra.
Y heme aquí. Ya tengo casi doce horas en la misma posición. Es raro, pero no me he movido. No he tenido  necesidad de hacerlo. Los he visto, uno a uno, desfilar ante la pulida caja. Trazar manchas, con su aliento en el cristal y balbucear una frase que suena a excusa, sin llegar a ser exactamente eso. Pareciera que tienen la obligación de hacerlo.
Clara, José y Margot no han dejado de llorar. La viuda está inconsolable. Sólo noté cierta alteración en ella cuando entró la morena vestida de blanco, que no sé por que causa perturbó al viejo Pedro y provocó una sonrisa burlona en Margot. Pensándolo bien, yo conozco a esa mujer. Estoy seguro de haberla visto. Sólo que desde hace ya dos días los recuerdos parece que se difuminaran en mi mente, No puedo precisar los rostros, ni reconstruir con exactitud las situaciones.
! Es una cosa especial!   Ella me entiende a la perfección. Y fíjate en casi doce años de estar juntos, jamás me ha pedido que me divorcie y me case con ella.  Eso es lo que haría cualquier otra en su situación.  ¿o no? 
¿Tu que opinas?
- Bueno, yo...
Si, definitivamente es especial. No se, hace las cosas de distinta manera. Siempre está dispuesta. Nunca dice que no. Y tiene unas piernas preciosas. Ojala se las pudieras ver algún día.
-Yo se las vi y no son tan preciosas. He visto mejores.
- Se las viste. ¿Donde?
- Aquella vez que estabas con ella en Catia La Mar. ¿No te acuerdas?
- Ah si, claro. Lo que pasa es que tu las viste de otra manera. No 
como yo las veo.
- Piernas, son piernas, mírense como se miren.

Aja. Llegó Juancho. Definitivamente hermano, ese tipo si es hipócrita. Después que hizo lo que hizo. Se alzó con los reales y todavía demandó. Carajo, hay cada gente. Mírenlo, hasta parece que tiene ganas de llorar.
¡ Que calor está haciendo! Y Yo con este fluxecito. Lo que hace uno por cumplir. Como quisiera fumarme un cigarrito,

No fumes. No fumes tanto. Mira que eso hace daño. Tu como que no lees los periódicos, chico. Así  decía siempre mi mujer. Y cuando se cansaba de esa cantaleta empezaba con la otra: en esta casa ya no se puede estar. No fumes al lado de los muchachos, vale, muérete tu si quieres, pero no tienes derecho a matarlos a ellos. Te vas a morir del corazón.
Eso si duele. Empieza con una sensación rara, como si tuvieras el pecho  apretado. Y ese dolor en el antebrazo. Después te da la puntada. Los infartos no duelen, dicen los médicos. Que van a saber de eso si nunca les ha dado uno.
¿Y ahora que pasa?  Ay coño. Llegó otra vez la vieja. ¿ Pero a esa señora no se la habían llevado para su casa.? Mejor es que la dejen allá. Está muy vieja para esto. Como llora. Pobrecita. Tanto que luchó, Esa vieja si pasó hambre cuando su marido la dejó sola con ese muchachero. Pero así y todo echó pa lante. Es apretada.
Otra corona más. La gente está respondiendo. Sus amigos de Contabilidad.  ¿Amigos? Amigo es el ratón del queso y el pan de la mantequilla. Que amigos del carajo. Bastante vaina que echaron cuando lo del ascenso. No se cansaron de poner piedras. Pero al final  se jodieron. Nada pudieron hacer. Y ahora están mandando una corona. Segurito que más tarde vienen.
Y ahí está la vieja Rosa con Cristina. Vieja hipócrita. Esa si es verdad que convierte el azúcar en sal. Si no hubiera sido por ella... todavía recuerdo la primera vez que besé a Cristina. Cumplía 16 años y la cazé entre danzón y danzón. !Como cantaba ese Barbarito Diez! La veo clarita con su vestido rosado y ese pocotón de armadores almidonados debajo. En un descuido de la vieja me la llevé para la cocina y que para que me sirviera un palito y cuando abrió la nevera, zuas, le clavé ese beso, rápido pero sabroso, Se puso rojita y me dijo: tu estás loco, vale, no ves que ahí está mi mamá. Me reí. Voltié  y le ví la cara pelúa a la vieja. Ni se enteró.
Voy a tener que abrir los ojos. La gente se va a dar cuenta. No, mejor los dejo así, a nadie le importa. Yo me la paso durmiendo. Raro fuera que tuviera los ojos abiertos. Ahhh, que sabroso se siente así.
Se está haciendo tarde. ¿ Como que hora será? No importa, ya nada como que importa. El tiempo se mueve apenas tres veces: Ayer, hoy y mañana.
Llegó el café. ¿ Como cuanto costará este entierro? Un realero. Bueno, eso lo paga la compañía. No se. No estoy muy  seguro si el sindicato le clavó por fin a la empresa esa cláusula de entierros, Bueno, eso tampoco me interesa, al fin y al cabo yo no tengo que pagar nada de esto.
¿Y ese tipo bien raro que está en la esquinita quien será? Desde hace rato tiene unas sonrisitas con Clarita. Esta grandota esa muchacha. Ahorita se gradúa y se casa. Carajo. ¿No estará empatada con el bolsa ese? Porque ese tipo tiene cara de chulo.
Llegó Andrés. Ni un solo día fue al hospital. Me imagino lo que le estará diciendo a Josefina: Cuñada, nunca pensé que Eleuterio estuviera tan mal. De haberlo sabido, hubiera ido a verlo, pero usted sabe este trabajo que no me deja un tiempito libre.
Ni llora. Para que va a llorar. Lágrimas de cocodrilo, como decía mamá. Está viejo Andrés. Si cambió desde que la mujer lo dejó. Bolsa. Esa mujer si le sacó billete. Y le montó unos super cachos. Parecía un venao. Los hombres cuando se enamoran si son pendejos.
Me muero. Me muero. Parece que lo estuviera oyendo. Se fue quedando quietecito con ese huecote en la espalda. Yo creo que Cheo arrancó a correr tarde, cuando ya teníamos a los policías encima. Y eso era lo primero que le decían a uno ¨... en las manifestaciones lancen las bombas, miren a la policía y apenas caiga la botella y se prenda la gasolina, arranquen a correr. No esperen, aprovechen, cuando todavía están asustaos con el candelero.¨... Eso era como el Padre Nuestro. No arrancó y el policía lo cazó. Lo estaba cazando, desde que llegamos al murito del Liceo, el negrito le puso el ojo. Coño, ese policía me está mirando. 
Se murió Cheito y no me dijo como era la muerte. Ahora pienso que es como un dejarse ir. Como cuando uno se tira por un tobogán. Te empiezan a faltar las fuerzas, se te duermen las piernas y sientes un vacío en la barriga, una ausencia, una falta de algo. Cierras los ojos y empiezas a despegar. Todo está oscuro y allá, en el fondo, ves una lucecita que se va poniendo chiquita y más chiquita hasta que se apaga y no sabes donde estás. 
Y hablando de muertos. Miren quien resucitó. Carlitos, el ex-marido de  Margot. A mi siempre me cayó bien ese muchacho. Pero es que Margot tiene un carácter insoportable.
Yo quisiera casarme con Margot. Estoy enamorado de ella. ¿Usted me da permiso para visitarla aquí en la casa? Es que no quiero seguir viéndola en la calle...Viejo, no funcionó. Margot me dijo ayer que se quería divorciar. Mire que he hecho todo lo posible para que esto no se acabara, pero que va, ella tiene ese carácter. No se preocupe, yo cuido a mis hijos. Son mis muchachos. Y a usted siempre lo voy  a ver. Yo lo quiero mucho. Y como que está llorando de verdad. Ese siempre ha sido buena gente. 
Estoy cansado. Tengo sueño. Creo que me voy a dormir.
Dos para adelante y  uno para atrás. Dos para adelante y uno para atrás. Dos para adelan... ¿Por qué será que a los muertos los bailan tanto?  Debe ser porque no sienten. Cada vez que veo un entierro me acuerdo del disco de la Chunga. Ese que tocaba Pérez Prado y empezaba con un gritico. En el reverso de la caratula estaban marcados unos piececitos que indicaban la forma como bailarlo. Eran unos piececitos negros, igualito al baile del entierro: dos para adelante y uno para atrás. Dos para adelante y uno para atrás. Chunga la, la Chunga es un baile, Chunga la, la Chunga es un baile.
Bailes buenos los de esa época. No esta porquería que parece una loquera. ¿Te acuerdas Jackeline? Claro que te acuerdas. Uno empezaba bailando con Tito Rodriguez, para calentar los motores. Las muchachas se sentaban toditas junticas en fila, y frente a ellas nos parábamos nosotros. ¿Bailamos Señorita? Teníamos que lucirnos. De la primera pieza dependía todo. La cosa es sencilla, vale. Tu bailas la primera pieza con la que sea. Si no sabe bailar suéltala y baila tu solo. Así las. demás se dan cuenta que tu si sabes hacerlo. ¿ Bailamos Señorita?
Se reían con malicia. En los boleritos de Billo´s uno cogía aire y después cuando todo el mundo estaba empatao, empezaba Rumbas Solamente Rumbas. Manito pa bajo, deditos en el medio y listo. Ya hasta tenía el número del teléfono.
- Deja chico, que nos está viendo mi mamá.
- No importa.
- No bobo, a ti no te importa, pero a mí sí, después cuando llegue a la casa me regaña.
Ay, Jackeline. ¿ Donde andará ahora?  Lo último que supe fue que estaba viviendo en Cabimas, llenita de muchachos. ! Que ojos tan bellos tenía! 
Otra vez el bamboleo. Me voy a marear con tanta movedera.
-¿ Te acuerdas de Diciembre?
- Claro, quien no se va a acordar de Diciembre.
Apenas arrancaba el mes a patinar se ha dicho. Desde la mañana, ras, ras, como corríamos. Centauros con ruedas de acero que herían el macadam. Una vueltica y para atrás. ¿Tu sabes hacer el Mikey Mouse? Eso pasó. Ni el disco de Néstor Zavarce suena ya. Hasta triste se ponía uno. La vieja lloraba y que porque se acordaba de su mamá. Mi hermana, porque no le consentían el novio en la casa. Mi papá no lloraba. Que iba a llorar con esa tremenda pea que cogía desde las seis de la tarde. Yo nunca lloré. Lo mio era esperar las doce, comenzar la abrazadera y amanecer en la calle, para irme a la playa el primero de Enero. El tiempo pasa. Se hace uno viejo.
Otra vez la movedera, vale.
Y ahora como que voy a tener que meterme en ese carro. Eso es lo que no me gusta de los entierros: los carros fúnebres. Son pavosos.
Entierros... Entierros. Hay entierros de entierros. El más raro que recuerde haber visto fue en el Barrio Los Erasos, de San Bernardino. Todo un espectáculo. Primero salieron unos motorizados y como alma que llevaba el diablo vistieron la calle de cabriolas. Después salió el muerto. Viajaba en una urna marrón, que llevaba la tapa levantada y sobre el vidrio un paño rojo. Inició su bailoteo y una pareja de muchachos se pusieron a cada uno de los lados y empezaron a lanzar una pelota de basket, que rebotaba en la urna. Nadie estaba vestido de luto. Llevaron la caja hasta el carro fúnebre y la metieron y sacaron tres veces, con sus respectivos repiques de pelota. Después el carro se fue solo con el muerto. Nadie lloró. El cortejo se disolvió. ¿ Serían haitianos? No lo sé, pero mire que hay gente con costumbres raras.
Como hormigas, en caravana, bebiéndose la cinta negra de asfalto va la chorrera de carros negros, uno tras otro. No se paran en los semafaros para no romper la ordenada fila.
Llegamos. Menos mal.
Yo como que tengo hambre, pero con este olor a flor de muerto hasta ganas de vomitar me están dando.
Ahí viene el cura. ¿El responso estará incluido en los gastos de la funeraria? No creo, esos bichos siempre cobran aparte. Zamuros.
Señor, Dios. Padre celestial, tu le diste la vida y tú se la quitaste. Acógelo en tu seno y déjalo disfrutar de la paz duradera, gozando de tu augusta presencia. Hermanos, él no está muerto. Ha nacido a la vida eterna y por ello debemos alegrarnos todos. Y ahora recemos el Padre Nuestro. Padre Nuestro que...
Mira que cosa, como  bajan a los muertos. Se ponen cuatro tipos, dos por cada lado, pasan sendos mecates por debajo de la urna y pulsiaito la van bajando, le ponen unas placas de concreto arriba y las cubren de cemento.
Chas, chas, chas... nunca había oído el ruido que hace la tierra al caer sobre algo, pero ahora que no hay bulla lo siento clarito. No es desagradable. Aquí todo es distinto. Se está en calma.
Y José no llora. Desde hace dos días ese muchacho está con una cara mas larga que rollo de culebra. Ahora se acercó a la fosa, lanzó una flor y se quedó mirando la urna.
Ay José te va a hacer falta tu papá. Se acabaron las borracheras compartidas. ¿Te acuerdas de tu primera rasca? Tu viejo te llevaba a cuestas porque no podías ni caminar y tu ibas gritando: Policía, policía, aquí va el hombre de la Emulsión de Scott. Se fue el viejo José, de aquí en adelante el camino es solo.
¿Que pasó? Ya como que se fueron todos. Parece que no hay nadie. Si, se fueron. Y ahora que hago. Nada, a lo que vine: a descansar en paz.  EFO

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