ESA INQUIETA DUDA
La duda es una niña que crece alimentada por la incertidumbre. Dudar es sopesar opciones. Pensar varias veces. Meditar en reposo. Quien duda teme no acertar. Piensa que puede fallar. No está seguro de lo que quiere. La duda siempre te coloca frente a posibles realidades, frente a posibles destinos, frente a posibilidades. Al escoger una opción no despejamos totalmente nuestra duda, muy por el contrario, abrimos otra u otras. Nos volvemos a colocar ante una nueva disyuntiva. Nos convocamos de nuevo a escoger.
La vida es siempre una duda. Nacemos con la duda de saber si sobreviviremos al parto, si todo irá bien, si no morimos en el intento. Vivimos con la imposibilidad de descifrar nuestra propia existencia. De saber que nos depara el futuro. De conocer lo que está detrás de esa cortina que separa el hoy de un mañana que siempre luce incierto.
Colocados al borde de la muerte nos asalta la duda de conocer si lo hicimos bien. Si nuestra vida logró un objetivo. Si coronamos con éxito la meta propuesta. Y más aún: quisiéramos saber que hay tras esa puerta oscura que se abre frente a nosotros. A donde nos conducirá, que pasará después.
La duda es existencial. Forma parte de uno mismo. Es inherente a nuestra propia naturaleza. Dudamos de todo y de todos. Quien no duda no vive, pues vivir es recorrer un camino que está pavimentado de oportunidades, de temores, de ilusiones. Vivir es tropezar, caer, pero también levantarse, seguir, no desfallecer. Cuando escogemos ejercemos nuestro derecho a seguir viviendo, a avanzar, a no dejarnos abatir. Quien no duda no escoge, pues se niega esa posibilidad y al no hacerlo se estanca, se planta. La duda nunca es excluyente, pues no elimina opciones, ya que siempre las abre. Al dudar nos colocamos frente a un crucero y debemos escoger uno de los caminos en el señalados. Decidir que ruta tomamos, que hacemos.
La peor de las dudas es aquella que nos obliga a escoger entre vivir o morir, pues sea cual sea nuestra decisión el resultado siempre será el mismo ya que vivir es morir para unos y morir es empezar a vivir dentro de otros.
La mejor de las dudas es aquella que nos obliga a escoger una forma de vida, pues pase lo que pase siempre tendremos la duda de haber escogido la mejor entre todas las propuestas. Y eso ya es una forma buena de vivir: vivir dudando. EFO
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