EL MUNDO DE PAU
Ahí estaba, chiquita, menuda, pequeñita. Sin atreverse a abrir los ojos, sorprendida de verse sorprendida. Indefensa ante las miradas que atravesaban el cristal que nos separaba. Apenas un bostezo, un pequeñito bostezo reclamaba nuestra atención para advertirnos que había llegado. Que estaba ahí. Que había nacido.
Pau es una revelación, un poema, una cosita hecha niña que tiene como única misión alegrarnos la vida, llenarnos de felicidad, contagiarnos de ilusión. De cabello negro, ojos vivaces y sonrisa fácil desanda los caminos de la casa persiguiendo a su gato, empujando un carrito, tropezando, cayéndose, levantándose, amarrando nuestra atención a sus trémulos pasos. Cuando algo la sorprende abre los ojos desmesuradamente y pinta en su boquita una redonda y grande O. A veces le da por juntar todos sus muñecos a los cuales obliga a viajar con ella, unos sobre otros, apretujados, sometidos, incapaces de rebelarse.
Pau abraza fuertemente, melosamente, insistentemente. Llora poco. Hace pucheros y de vez en cuando se vuelve intransitable, veleidosa, voluntariosa, malcriada.
Pau se baja sola de la cama, ocupa un lugar en la mesa y aunque parezca raro nunca ha tomado tetero. Todavía no habla bien pero conoce muchas palabras y muestra unas insaciables ganas de aprender.
Pau tiene un gato, en realidad es un gato compartido y se podría decir que es herencia de su mamá, dueña originaria del animalito, pero sea como sea, Pau tiene un gato. Desde la primera vez que escuchó su débil llanto el felino prestó atención a quien sería su otra dueña, perseguidora implacable y consecuente amiga. Apenas gateaba Pau lo perseguía, intentando apresar su cola, él la esperaba y cuando la sentía cerca emprendía veloz carrera, frustrando así sus intentos. Ahora el juego cambió, todavía no se deja agarrar la cola, ningún gato se deja, pero si permite que lo toque y en retribución la busca cuando está dormida y con pequeños zarpazos intenta despertarla. Pau tiene un gato y el gato tiene una niña.
Pau está llamada a convertirse en una bailadora impenitente. Incansable marca, una y otra vez, los pasos aprendidos y gira sobre si misma, moviendo su cabecita, intentando seguir el ritmo. A Pau la hechiza la luna. No se cansa de mirarla, y como todo el mundo, trata de tocarla. Muestra interés por dos de los reinos de la naturaleza, le gustan las flores y las hormigas. Es una niña coqueta y muy sociable. Modela la ropa que le ponen, ensaya muecas y cuando va de paseo, arrellanada en el asiento de su cochecito, saluda a todo aquel que tiene la dicha de cruzarse en su camino.
En el universo de las comunicaciones, tanto digitales, como físicas, da sus primeros pasos. Le apasionan los teléfonos celulares y se deja seducir por la televisión, aficiones poco consentidas y muy restringidas, por aquello de la alienación.
En el universo de las comunicaciones, tanto digitales, como físicas, da sus primeros pasos. Le apasionan los teléfonos celulares y se deja seducir por la televisión, aficiones poco consentidas y muy restringidas, por aquello de la alienación.
Pau está creciendo, ya picó torta y tumbó piñata por primera vez; yo la miro con asombro, pues todavía no termino de creer que sea verdad, es decir que exista. Pau tiene su mundo y yo tengo mi mundo en Pau. EFO.
Los nietos se coonvierten en nuestro mundo paralelo... Que bello leerte y especialmente describiendo tu mundo y el de Pau... Un abrazo de doble colegas....
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