lunes, 3 de julio de 2017



EL PENULTIMO ROUND


Aquella mañana empezó igual para Pedro, es decir, idéntica a otras mañanas de un domingo cualquiera. Sin embargo, cuando se afeitaba, sintió un escalofrío que le recorrió la columna. Una señal de alarma se encendió en su cerebro. Seguro estaba que había incurrido en un error, o simplemente había pasado algo por alto, pero no sabía que.
La mirada de Yolanda, su mujer, se lo confirmó al estrellarse furiosa contra la suya, tras sortear dos tazas de café con leche, que por mera casualidad se encontraban a la altura de los ojos, en mitad del desayuno. Sus hijos, Elvira y Pedro, fungían de espectadores, como si asistieran a un match de boxeo, en el cual nadie sabe que va a pasar, pues en el décimo round se encuentra parejito.  
La primera reacción de Pedro fue hacerse el loco, mientras pasaba revista mental a lo que había hecho, o dejado de hacer el día anterior: La curdita de ayer no fue muy larga. Llegué temprano, además Yolanda sabe que viernes y sábados son míos. Los viernes de los amigos y los sábados de los caballos. Por ahí no andaba la cosa. La salidita del  miércoles con la secretaria de Compras, tampoco entraba en juego. Nadie en la oficina se había dado cuenta del asuntico, que ya llegaba a los seis meses, y que ojala no termine nunca, porque está buenísima. Cero llamadas por teléfono, ni al celular, ni a la casa.
Bueno, sea lo que sea, revienta hoy, de eso estoy  seguro, se dijo para si, mientras esperaba que Yolanda le sirviera un poco más de périco. Llegó el périco, pero no se deslizó sobre el plato con suavidad de cucharilla. Aterrizó violentamente sobre la superficie de loza, produciendo un ruidito provocador, seguido de un despótico ¿Así está bien o quiere más? La cosa esta mala. Lo recomendable en estos casos es cambiar la estrategia. Y la cambió. Puso cara de arrecho. Nada. La situación se volvió más tensa.
Finalizado el desayuno ocupó su lugar de siempre en el balcón, peleando con el aire que apagaba los fósforos y volteaba las hojas del periódico. Y de pronto, como por arte de magia la verdad le fue revelada. Un aviso a todo lo largo y ancho de la página le dijo todo lo que necesitaba saber:

PARA TI MAMA, EN TU DÍA LO MEJOR: IMGEVE

!Coño, que vaina. se me olvidó esa verga.! De ahí en adelante todo fue mas fácil. Se levantó y con cara de yo no fui se recostó en el marco de la puerta del cuarto. Yolanda era un lío de pantuflas, sostenes y bluyines apretaitos.

Primer Round, los boxeadores al centro del ring.

- Mi amor, balbuceó.
- Dime, Pedro, dime, ¿que pasa ahora?
- De pasar no pasa nada, sólo que tu siempre tienes la costumbre de echarle a perder las cosas a uno, adelantándote a los acontecimientos.
- Mira Pedro, vamos a dejarlo así.¿ tu sabes que día es hoy?
- Claro, claro que lo se, como crees que se me va a olvidar algo como eso.
-Bueno, y entonces ¿donde está mi regalo?
- Mi vida, este año resolví hacer las cosas distintas para evitarnos los problemas del año pasado. Te acuerdas que te compré un vestido que no te gustó.
- No me recuerdes el año pasado. Yo estoy segura que ese vestido lo compraste para otra, porque no me vas a decir después de 10 años de casados que no sabes que mi talla es 12 y no 16 y para completar lo compras amarillo, cuando sabías que estaba de luto, porque papaito se había muerto hacía apenas dos meses.
- Bueno, ya te expliqué que siempre he sido malo para las tallas y por lo del luto no; porque la idea era que lo guardaras para cuando te lo quitaras, pero dejemos la peleadera. Yo lo que te quería decir es que desde ayer reservé en un  restaurant y hoy vamos todos a almorzar, después tu escoges lo que que quieras y mañana te lo compro. Así nos evitamos problemas.
- No, no lo voy a hacer, no seas hipócrita, se te olvidó y ahora quieres remendar el capote.
Bueno, Yolanda si tu lo piensas así entonces dejemos las cosas de ese tamaño y no vamos a ninguna parte.
Y dando media vuelta se volvió al balcón.
No habían pasado dos cigarros, cuando llegó Elvirita.
Papi, mi mami dice que está bien, que te vistas porque ella quiere pasar primero por la casa de abuelita.
Levántate Pedro, que ahora es cuando vas a saber para que naciste, murmuró para sus adentros y recogiendo fósforos, cigarros y periódico, se perdió en el pasillo en ruta al cuarto.

Vamos a la acción del Segundo Round   

- Entonces Pedro, como estás, tanto tiempo sin verte, que raro, tu por aquí.
- Bueno vale, las suegras también son madres y a ellas hay que visitarlas de vez en cuando.
-Ujum, y de cuando acá ese cariño, mijo.
-Usted sabe doñá Juanita, que yo siempre la he querido, que no ande con zalamerías,  es otra cosa.
- Verme sepultada, mi amor, verme sepultada.
Tranquilo Pedro, tranquilo. Pegaste al cuñado contra las cuerdas, le conectaste un  oper a la vieja y ahora tienes que bailotear a la esposita del cuñadito.
- Yolandita, ¿que te regaló Pedro?
- Ay mija tu sabes como es el. Me va a llevar a almorzar y después yo escojo lo que quiera.
- Niña, que espléndido se ha vuelto tu marido. Así hacía mi papá cada vez que se olvidaba el Día de las Madres, menos mal que con Ramoncito no tengo esos problemas. Este año me regaló un reloj bellísimo.
Suerte que tienen algunas mujeres, replicó Yolanda, sin dejar de mirar fijamente a Pedro.
Claro, como no le va a dar un reloj si la que trabaja es ella y el zángano este vive de gratis y según el ayuda a la vieja a administrar las cuatro casitas que le dejó el pure.

Tercer Round. Suena la campana . Second fuera.

¿Y cuando se acabará esta cola? Quien me mandaría a meterme en vainas. Me hubiera quedado tranquilito en casa y esta que se arrechara.  Eso tampoco le iba a durar toda la vida. Ya he visitado tres restaurantes y nada. Están full.
- ¿Para donde vamos ahora? Ya son las cuatro de la tarde y no hemos comido.
- La culpa es tuya, por quedarte hablando paja en la casa de tu mamá.
- La culpa es tuya, por andar diciendo mentiras. No y que tenías reservada una mesa. Mentira, que mesa ibas a tener.
- Claro que la tenía, pero tu sabes como es la cosa, si uno no llega a la hora la pierde. No te van a estar guardando mesa. Hoy todo el mundo come en la calle.
- Todo el mundo menos nosotros. A este paso me veo cocinando.
-Sería bueno.
-Eso es lo que tu quisieras. Para ti yo soy tu esclava. Te cocino, te lavo y te plancho de gratis. Y el señor bebiendo aguardiente y haciendo vida de soltero.
- Mira Yolanda, mejor será que te calles, bastante tengo con lo que estoy pasando.

Y llegamos a la acción del Cuarto Episodio.

- Buenas tardes, señor Pedro que gusto verlo a esta hora por aquí.
 -Buenas, como le va. ¿Tiene una mesita disponible?
- Por supuesto, pase usted.
Pedro Fernández se recupera de la golpiza que recibió en rounds anteriores.
- La doña, ¿que va a tomar?
- Ay, no se. Tráigame algo que no tenga mucho alcohol, porque sino me mareó.
- Para el caballero, lo de siempre ¿verdad?
- A ti como que te conocen mucho en este restaurante. Te adivinan los deseos.
Silencio. Pedro retrocede y cae en clinch
¿Esa que está ahí no es Zandra, la bailarina? Pero que hace  aquí a esta hora. ¿ella no trabaja solo de noche?.
Coñó, ahora si la puse. Lo que me faltaba.
-¿ Por qué esa mujer te mira tanto. La conoces? 
- No, que voy a conocerla. Primera vez que la veo. Seguro me confundió con alguien.
- Mentira Pedro. No empecemos. El año pasado me diste un vestido que compraste para otra mujer y este año me traes a un restaurante para que vea a la mujercita con la que estás empatado. Esto es el colmo, chico. Tu no me respetas. Tu eres un sinverguenza. Yo no aguanto más. Cojo mis muchachos y me voy de aquí.
- Pero bueno Yolanda, ¿te volviste loca?.
Lo último que escuchó Pedro fue un fru fru de faldas y los gritos de Elvira: Suéltame mamá, me estás halando el pelo.
- ¿Le traigo otro palo, Dón Pedro?
- Tráigalo. Vamos a celebrar que hoy es el Día de la Madre.
El conteó va por ocho y el hombre no se para. Parece que está Knock out 




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