LOS ROSTROS EN TU MENTE
Niña , ¿si te asomas al espejo podrás ver tu rostro? ¿tu verdadero rostro? Seguro estoy que no. El rostro que verás no se corresponde con lo que en realidad eres. La plata del espejo no te mostrará aquello que ocultas con celo del común de la gente. Allí no estarán las huellas que dejaron en ti los amores que olvidaste, los amores que te olvidaron. Los pliegues de tu cara no reflejarán los dolores que te abatieron el alma, los pesares que preñaron de angustia tu corazón. Tampoco se asomaran a tus ojos, los destellos de ternura que una vez sentiste, ni verás tu boca, ofrecer tus labios esperando un beso.Y por mas que enarques las cejas, frunzas el ceño o acentúes los hoyuelos de tus mejillas no te encontraras en ese reflejo. Tu no estás allí. Vives en otra parte. Existes en los recuerdos que sembraste en la mente de otra gente. En los pensamientos, buenos y malos, que provocaste en otros seres, en esos que te amaron, en esos que te desearon, en esos que te odiaron. Habitas en el morbo que desataste con tus miradas incitantes, con tu voz melosa, con tus pestañas rizadas. Tu eres prisionera de tus noches en vela, de tus días de vigilia, de tus horas dulces, de tus momentos amargos. Esa que refleja el espejo, no eres tu. Tu eres lo que yo pienso de ti. Lo que yo quise que fueras. Tu eres un ente intangible, que el tiempo archivó en los rincones de mi memoria. Tu eres un soplo de cabello negro, un coqueto mohín de cara, unos dientes blancos, tan blancos que encandilan, al chocar con tu risa.Tu eres la promesa de un beso que nunca llegó. Un apretón fugaz de manos, un roce malintencionado, un te quiero nunca dicho y siempre escuchado. Tu eres una visión de un amor prometido, pero nunca consumado. Tu eres una caricia no sentida. Una pasión sometida, refrenada, cautiva de mis ansias. Tu eres la llama que todavía enciende el pebetero de mis deseos. Tu eres una ilusión, un sueño del cual no he logrado despertar.
¿Y que soy yo? Un fantasma que se pasea por los laberintos de tu mente. Una sombra que difumina la luz. Un eco dormido de una voz ya callada. Yo soy solo un soplo, un suspiro, un celaje, un ser sin rostro, que el espejo no refleja. Ni tu ni yo tenemos rostro. Tu porqué falsamente crees tener uno verdadero y yo porque escondo el propio. Somos, niña, dos seres sin rostro que vivimos en un mundo de caretas. EFO.
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