martes, 17 de marzo de 2020




LOS PRISIONEROS


Apersogados, encadenados la hilera de presos marcha con pasos cansinos tras la huella de sus carceleros que indiferentes a sus quejas los dejan hacer, al fin y al cabo ellos tambièn son prisioneros. Todos lo somos, unos de otros, pero la mayorìa de nosotros mismos. Los libres, aquellos que no languidecen tras barrotes, son cautivos de sus pasiones, de sus recuerdos, de sus ansias. Los confinados pagan su condena por delitos penados por leyes que hizo Dios o inventaron los hombres.  Hay quienes cumplen doble castigo, estàn  fìsicamente recluidos en un penal y son reos de ellos mismos, de sus remordimientos, de sus sentimientos de culpa. Todos llevamos una carga emocional que fabricamos con nuestros actos, con nuesta abulia, esa carga nos lastima pues a veces se hace insoportable y sentimos que no podemos con su peso, que es excesivo el lastre que suma a nuestra existencia. En muchos casos la penitencia es de por vida y se debe cumplir a perpetuidad, hasta que la muerte cancele la deuda contraida. 
La gravedad de la falta determinarà el rigor y duraciòn del castigo. Podemos atentar contra otros, infringiendole daño, lacerando su fisico o su alma. Eso nos convertirà en acreedores a una sanciòn que harà padecer nuestro cuerpo o impondrà un suplicio a nuestra escencia inmaterial, transformandonos en presos de otros o de nosotros mismos. 
Existe otro tipo de prisioneros. Son aquellos que han sido avasallados por sus flaquezas, por sus vicios, por su debilidad de caracter. A esos le es dìficil lograr la redenciòn, pues sencillamente no quieren hacerlo. Han desatado fuerzas internas que no pueden controlar. Se han convertido en victimas de si mismos. La vida ha cancelado todas sus opciones. Ya no tienen oportunidad y sometidos a su propio yugo esperan el final o se regodean en su propia bajeza, acelerando su caìda, hundièndose en su miseria.  Hay quienes nacieron cautivos de una enfermedad incurable o faltos de razòn. Esos son prisioneros de su gènetica. De ellos sòlo los locos estàn a salvo, pues lograron evadir la prisiòn y viven en un mundo aparte, donde no hay reja que los contenga, muro que los encierre  o pena que los angoste. ¡Bienaventurados sean!
Pero no siempre todo està perdido, a veces cuando pensamos que  no hay salvaciòn posible, se enciende una luz que ilumina la ruta a seguir, es entonces cuando, haciendo uso de las pocas reservas morales disponibles desatamos un poder que habìa permanecido oculto, esperando el momento de ser liberado y se inicia el proceso de remisiòn. Hay quien dice que esa fortaleza, esa energìa, proviene de Dios, que es el quien nos tiende la mano. Otros piensan que todo està en la naturaleza humana, que se niega a ver morir lo mejor de ella misma y libera un mecanismo de autoregeneraciòn... Dios y hombre... Cuerpo y alma... Crimen y castigo. EFO.

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