sábado, 29 de agosto de 2020





ENTRE VENGANZA Y PERDÓN




La venganza es la compensación o desquite que se obtiene de una persona, o grupo por una acción ejecutada por estas y que es percibida como mala o dañina. El sujeto que se siente afectado decide vengarse y concreta una especie de reparación por el daño. La venganza supone una contraprestación por el agravio recibido. Es un acto afectivo que está motivado por la ira de quien se ha sentido humillado y quiere devolver el daño padecido. Es ese impulso que surge en el corazón ante ciertas situaciones. Para algunas personas la venganza es necesaria cuando la justicia falla; sin embargo entre ambas no existe mucha diferencia, el problema es que la justicia no siempre funciona y a veces permite que ciertos daños no sean reparados. En ese punto puede aparecer la venganza, pero ya no con el objetivo de hacer justicia, sino de liberar la tensión que el dolor y el odio han hecho germinar. La venganza trasciende la intención de reparación y tiene un carácter ejemplificador, cuyo objetivo es pagar con la misma moneda o infringir un mal mayor en quien ha cometido el daño original. En los tiempos bíblicos para morigerar la venganza, evitando los excesos, se estableció la Ley de Talión. En las sociedades modernas, la venganza no está permitida ni tampoco se acepta la Ley de Talión. La justicia se canaliza a través de leyes que intentan ser objetivas y promover la paz social y aquéllos que se salten las reglas impuestas, por el sistema legislativo vigente. pueden ser condenados por tomar la justicia por su propia manoLa venganza es contraria al perdón. Perdón es disculpar a otro por un acto considerado como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, a reclamar un justo castigo o restitución. El perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida. El perdón es liberador, gracias a el drenamos una carga de resentimiento, de ira, de dolor, que mantiene atada una parte de nuestro ser interior. Al perdonar no sólo otorgamos a otro un beneficio, también nosotros nos hacemos beneficiarios.
Venganza y perdón son hechos esencialmente humanos. Ambos nacen de lo mas profundo del corazón, pero son motivados por sentimientos distintos, por otras pasiones. La venganza es hija de la ira, del dolor, del rencor. El perdón lo es del amor, de la compasión, de la piedad. La venganza corroe el alma, el perdón es sanador, cura las heridas. Entre venganza y perdón, dos acciones contrapuestas, hay un punto de equilibrio: Yo no hablo de venganza, ni de perdón, el olvido es la única venganza, el único perdón. (Jorge Luis Borges) EFO.

domingo, 9 de agosto de 2020






EPÍSTOLAS DESVAÍDAS




4 de Febrero de 1971... no soporto esta ausencia que me corroe el alma. Ya no quiero seguir viviendo, noche a noche, día a día sin ti, obligada a vivir con el.

15 Agosto de 1973... hoy al despertar me hirió el olor de su cuerpo junto al mio, añorando el tuyo, que se despierta cerca de aquel que dice quererte, pero que tu no quieres.

12 de Octubre de 1974... Anoche fue una noche mágica. Al fin, pudimos compartir el tiempo hasta agotar las horas en el reloj. Nos extasiamos viendo como las luces retozaban en las aguas inmóviles para zozobrar luego en las sombras y sentí navegar en mis labios el sabor de tus besos. Dejé que, con tu mirada,  desvistieras mi cuerpo y que aprendieras de memoria el camino del deseo. El día nos asustó con su brillo, ese ladrón de  nuestra hasta ahora felicidad, nos devolvió a la indeseable realidad.

7 de Enero de 1975... me creerás si te digo que no pude. Lo intenté una y otra vez pero no pude. Por más que me esforcé no reuní el valor para decirle que se terminó, que amo a otro, que no lo quiero.

15 de Mayo de 1975... Otro día contigo. Me arden los ojos de tanto verte. Me duele la boca de tanto besarte. Eres mi luz. Eres mi sombra. Eres mi vida. Me abrazo a tu piel, como la hiedra a la pared.

25 de Marzo de 1976 ...se terminó. Ya lo sabe. Ayer me pidió que me fuera, que la dejara sola. Me dijo que no quería seguir viviendo con quien no la quiere.

5 de Abril de 1976... Donde estás. Porque no contestas mis cartas y no atiendes  mis llamadas. Hoy se cumplen diez días sin verte y ya no puedo vivir. Me duele respirar.

7 de Junio de 1977... Gracias por existir para mi.

6 de Julio de 1977...  lo he pensado muchas veces. Mi decisión no es apresurada. Lo mejor es terminar, acabar esta relación que nos hace daño y que ya no aguanto. Debemos marcar distancia entre los dos. Separarnos.

10 de Diciembre de 1978... Luisa, me dijo que regresaste. Todavía no comprendo por que te fuiste.

15 de Diciembre de 1978... Hoy te vi cruzar la esquina. Quise llamarte, pero tuve miedo que tu corazón no me oyera. Llámame. Tenemos que hablar. 

20 de Febrero de 1981... Ayer, aunque nos cueste creerlo, cumplimos 10 años y todavía no he podido acostumbrarme a esta normalidad sin ti, a esta normalidad contigo. Las horas se vuelven años y los años siglos. A veces reúno el valor suficiente para renunciar a esta locura, pero basta una sola de tus miradas para desistir de mis propósitos,

18 de Mayo de 1983... Le pedí el divorcio y dijo que no. Hablamos como amigos. Se niega a renunciar a mi. Dice quererme tanto que es capaz de soportar lo que tenga que soportar. Hicimos un pacto.

16 de Abril de 1994...  Nos miramos largamente. El abrazado a tu hijo, yo soldado al piso. Entre ambos sólo mediaba tu ataúd. Los dos compartimos el mismo dolor como te compartimos cuando vivías. El se quedó sin tu compañía, quizás lo único que tenía. Yo me quede sin tu amor, todo lo que poseía. En el paroxismo de mi amargura se me ocurrió pensar que al final gané la partida, porque conservo de ti todo, mientras que el no tiene nada. Su casa y su alma están pobladas de malos recuerdos. Pero ese pensamiento insensato se justifica solo por el desconsuelo que hoy me plena y por la certeza de saber que cuando muera, donde quiera que nos encontremos, no tendré que compartirte ni con el, ni con nadie, nunca jamás.  EFO.

viernes, 22 de mayo de 2020



ANTAÑO, HOGAÑO.


En mi otra vida, porque he tenido otras vidas, fui filibustero, no corsario ni bucanero, Filibustero. Navegue por el mar de Las Antillas, robé y enterré  tesoros, escamoteándole a sus majestades, los Reyes de España, oro, perlas y plata, riquezas que ellos habían hurtado a los legítimos dueños de estas tierras. Yo asalté Portobelo, tomé La Barra de Maracaibo y asolé Cartagena de Indias. En aquellos  días  la sangre teñía mis manos y el acre olor de la pólvora nublaba mis sentidos. Todavía escucho el estampido del cañón, los alaridos de dolor y los gritos de espanto. Aún siento la angustia, trepar por los cordajes, escalar los palos y bailar con el viento en las velas. También fueron muchas las noches en que mi barco recaló en aguas de La Tortuga y en interminables horas dilapidé mi juventud y desgasté mi cuerpo entre mujeres, tabaco y ron.

En mi otra vida, porque he tenido otras vidas, fui Monje Copista. Por ese entonces Gutenberg no transformaba la imprenta y los pocos libros que existían debían ser copiados a mano, una y otra vez, en papel pergamino y con caligrafía gótica, para reproducirlos e impedir que se perdieran en la noche de los tiempos. Fui el mejor copista de el Deir (Monasterio) en la antigua ciudad de Petra. El primer monje que se atrevió a ilustrar un libro, coloreando las letras capitulares, enmarcando los textos en hermosas orlas y dibujando al margen figuras alegóricas desafiando expresas prohibiciones que impedían usar el color y jugar con las formas. Yo copié la primera Biblia, aquella recopilada en el Siglo III A.C por los 70 sabios judíos invitados por el Rey Ptolomeo II a Alejandría para aportar a su biblioteca la historia de su pueblo.

En mi otra vida, porque he tenido otras vidas, fui un homicida contumaz. Al cerrar la niebla, cuando el deseo de los hombres y el impudor de las mujeres trotaban por las calles de Londres, mi mano cercenaba las carnes de las damas de la noche. Si, yo fui Jack, Jack El Destripador. Me arrastraba, junto con mi rabia, por estrechos callejones y solitarios muelles en busca de sangre. Era un asesino diestro, muchos dicen que el mejor que ha existido. Vestido de sombra y armado con un escalpelo, recuerdo de mi otra profesión, acechaba a las mujerzuelas y sin mediar palabra  me quedaba con su miserable vida. El placer de matar solo era comparable a la impunidad con que lo hacía. Hoy, a muchos años de aquellos días gloriosos la inepta policía sigue preguntándose  quien era y por qué mataba.

En mi otra vida, porque he tenido otras vidas, fui médico de la Peste Negra. Vestí largo abrigo, calcé altas botas y enfunde mis manos en guantes de cuero marroquí. Tapé mis ojos con lentes negros y cubrí mi rostro con la mascara de nariz cónica, rellena de ámbar gris, menta, láudano, pétalos de rosa y clavos de olor para prevenir el contagio. Usando mi bastón para auscultar a los enfermos, sin tener que tocarlos, por temor a infectarme, deambulé por las desoladas calles donde el lamento de los apestados se confundía con el aullido de la muerte. Yo viví el cierre de Peruggia, obligado a permanecer tras los muros de una ciudad que me era extraña y a la que no podía abandonar. Vi como crecían los bubones en los cuerpos, empinándose al cielo, clamando piedad. Pero el cielo era sordo a toda suplica, mientras la noche, negra como la peste, se vestía de vahos purulentos y  hediondas emanaciones. 

En mi otra vida, porque he tenido otras vidas, fui un feroz mirmidon, una de aquellas hormigas convertidas por Zeus en valerosos guerreros. Viajé en una nave de negra y comba popa a las ordenes de Aquiles, el más grande héroe de todos los tiempos. Combatí a su lado, bruñí sus armas, esas que forjó el mismo Hefesto, llené de espumoso vino su honda copa y peiné sus hermosas grebas. Yo lo vi derramar ardientes lagrimas, cubrir con sendos obolos los ojos de Patroclo y clavar en el medio del pecho de Hector su vengadora pica. Presencié el llanto de Priamo, la furia de Agamenon y el amor de Briseida. Yo vi morir a mi señor en una calle de Troya, a manos de un afeminado, y me tocó acompañarlo en la barca de Caronte, rumbo a la Mansión de Hades. 

En mi otra vida, porque he tenido otras vidas, viví la mas corta de todas ellas en el Palacio dorado del Rey Niño. Mi Dios, mi Faraon, Tutantkhamon. Con el crecí pues desde pequeño estuve destinado a su servicio. Sus deseos eran los míos y mía también su voluntad. Nunca hubo, ni habrá, otro rey, tan glorioso y bello como el. Vi colocar sobre su cabeza la tiara roja y la tiara blanca al coronarlo con la Cobra y el Buitre, como señor del Alto y Bajo Egipto. Cerré sus ojos, cuando infame mano lo llenó de oscuridad y amortajé su cuerpo con vendajes de lino en la Casa de la Muerte. Con el navegué las aguas del Nilo y recorrí los caminos del desierto. Y con el fui enterrado vivo en su tumba para continuar mi servicio después que Anubis lo llevara ante Osiris en su viaje al inframundo.

En esta vida, porque ahora vivo esta vida, soy sólo un item en la larga lista de items que conforman un presente insípido, vacuo, ayuno de emociones, ausente de sobresaltos. EFO.

miércoles, 20 de mayo de 2020

MISERIA

Bálsamo para corazones rotos



Hasta a mi llegó el eco lastimero de tu voz, reclamando paz para tu corazón herido. Miseria es lo que dices tener. Miseria de besos. Miseria de amor. Miseria de todo. No niña tu tienes mucho mas que eso, tu tienes un mundo de ilusión dentro de un cuerpo de fantasía. Tu eres dueña de una alma pura, a la que tu dolor se empeña en vestir de harapos. El amor que anhelas está dentro de ti. No lo busques donde no vive. No lo busques, el se te revelara, plenándote totalmente. El amor, niña es un ente volátil, escurridizo. El amor  no obedece a nuestra  voluntad, ni cede a nuestros impulsos. El amor es ingobernable, inatrapable. El amor es un duende mágico, travieso, que toca  a quien quiere, cuando quiere. Miseria es ausencia, ayuno, falta. Y tu tienes mucho para dar. Deten tu mirada en el espejo y mirate, no te veas, y descubriras a quien realmente te habita. Es un ser escondido, del que conoces poco. Es un ángel de luz  que permeó tu cuerpo. A ese ente lo construistes día a día con tu accionar, el es producto de tus pensamientos, de tus deseos, de tus anhelos. El eres tu. Y creeme, es maravilloso. Quienes dijeron amarte, aquellos que llenaron de quimeras tu mundo, los que no valoraron lo que le ofreciste, no te merecen, pues nunca te quisieron. Ellos quisieron, amaron, valoraron al otro tu, no al verdadero, a ese que està escondido y que solo se muestra cuando se te mira, no cuando se te ve. Con ellos estás a mano. Tomaste lo que te dieron, cuando lo hicieron. Satisfaciendo tus ansias, saciando tus apetencias. Esa copa ya está vacía. No lamentes lo que nunca tuviste. No añores ausencias. No es tiempo de duelo, es época de epifanía, de nuevos amaneceres. Prepárate. Ya la aurora anuncia la salida del sol, la llegada de la luz. Atrás quedaron las sombras, el  brillo de tus ojos las desvanecieron, el rojo de tus labios las opacaron, la sinuosidad de tu cuerpo, las desdibujaron. Abre tu corazón a la vida que recién comienza y espera, sin ansias, sin prisas. Y mientras llega araña el cielo cada noche buscando estrellas perdidas para tejer un manto que cubra la desnudez de tu alma y si es necesario llorar, hazlo con la  lluvia, ella sabe de llantos, lo hace desde siempre, desde que aprendió a cubrir los campos de guerra que el hombre sembró de muerte. Hazlo con el viento, viejo partero de susurros en los callejones oscuros, esos que frecuentan los enamorados. Hazlo con la luna, testigo de traiciones y amoríos. Llora y deja que las lágrimas laven tus penas. Después ríe, deja que la risa te cubra, te acaricie, te llene y recuerda: cada vez que te sientas triste, mirate al espejo y el te devolverá dos imágenes, la tuya y la mía. EFO

miércoles, 29 de abril de 2020


PARTIR, LLEGAR.


Yo quisiera escapar, escapar  y no se adonde. Quisiera irme lejos, muy lejos donde nadie, ni yo mismo, me encuentre, donde no sepa donde esté. Quisiera caminar con pasos rápidos. Correr con pasos lentos. Quisiera echar a andar y no parar nunca. Quisiera escapar de lo que me encallejona , dejar lo que me aprisiona,  lo que me contiene,  lo que no me deja salir. Quisiera irme cuando no haya luz que ilumine mi camino. Cuando todo sea oscuro, para poder extraviarme, perderme. Quisiera escapar de todos, para que nadie pueda verme nunca más. Quisiera escapar de mi mismo. Abandonarme, despojarme, dejar este cuerpo tirado a la orilla del camino, como quien abandona un trapo viejo, para que se consuma en sus miserias, en sus mezquindades, en sus angustias, en sus deseos, en sus ansias de no ser nada. Quisiera tomar una ruta que me conduzca al mar. Para oírlo bramar, sentir su sal en mi boca, desgastar mis ojos en su inmensidad. Quisiera serpentear una camino que me lleve a la montaña. Para escuchar su silencio, develar sus secretos, asustarme con sus misterios. Quisiera errar en el desierto para que el sol  me abrase,  me despelleje,  me seque de sed. Quisiera tramontar el páramo para que su frío me erice la piel, su niebla se meta en mi boca y su silencio pastoree mis sueños. Yo quisiera irme tan lejos que no pueda regresar. Quisiera emigrar en un vuelo de pájaros, en un aleteo de mariposas, en un cardumen de sardinas, en una caravana de hormigas, en una lamina de lluvia, para que todo quede atrás. Quisiera cabalgar una nube  y dejarme llevar por el viento, al garete, sin norte, sin rumbo. Quisiera viajar en un murmullo de voces, en un repicar de ecos, en un destello de luz, en un mar de silencios, en una negrura de noche, en un parpadeo de estrellas. Quisiera esconderme, sepultarme, desaparecer, para no saber de nadie, nunca más. Para que no me busquen, no me miren, no me oigan, no me hablen, no me vean. Quisiera dejar de estar. Ya no ser. Quisiera partir. Partir raudo, veloz. Partir ahora mismo. No esperar mañana. Partir solo, ingrimo. Sin más compañía que yo mismo. Ligero, muy ligero de equipaje, sin pesos, ingrávido, sin fardos inútiles que demoren mi viaje.  Casi desnudo. Así puedo caminar más rápido, llegar más pronto. ¿Llegar?  ¿Llegar a donde? EFO

miércoles, 15 de abril de 2020




EL LOBO DEL MIEDO.

A veces quisiera ser como el caballo de espuma que trota en el mar, como la raya que deja en el río el ave cuando volando  bebe, como las manos en una noche de novios: trémulas, ansiosas, indomables, codiciosas.  Pero se que no soy así. Soy solo un prisionero de mis dudas, un esclavo de mis deseos, un prófugo de mis temores, un enamorado de mis sueños. Soy el guardián de mis miedos, de mis pesadillas, de mis ansias. A veces quisiera ser otra persona distinta, distinta a mi, nueva, recién nacida,  pero se que nunca seré eso. Siempre seré lo que soy: un ángel que custodia un demonio, que algunas noches saca a pasear al lobo del miedo.
Un lobo que aúlla de rabia, que mira con ojos de furia, que babea, saboreando de antemano la carne que destrozará. Un lobo negro, grande, fiero, fuerte. Un lobo que vive en mi cuerpo, que mora en mi alma, que espía mis actos, que dicta mis acciones, que se enseñorea en mi. Un animal al que quisiera expulsar, matar, no volver a ver. Pero temo que no esté nunca más, que se vaya, que me deje. Soy un prisionero de ese lobo, de su soledad, de su angustia, de su ansiedad, del resplandor de luna que platea su cuerpo, del olor a sangre que eriza su piel, de su mirada que hipnotiza, que atemoriza, del blanco de sus dientes que prometen el dolor de un mordisco.
Todavía no se cuando esa fiera terrible se posesionó de mi, cuando entró a mi cuerpo. Quizás lo hizo una de esa noches en que conjuré a mis demonios, a esos que me persiguen desde niño, a esos que me asustan desde siempre. Quizás lo hizo una mañana cuando, prisionero de mi mismo, renegué de mi fe. O quizás  fue la tarde en que despedí a mi ángel de la guarda, ese de pelo largo que me espía desde el día en que nací. De todas formas ya no importa ni cuando, ni como, pues desde cuando y como sea está ahí, dentro de mi. 
Muchas veces pienso que puedo domar al lobo.Y lo intento. Desecho mi temor. Lo rodeo. Lo miro a los ojos. El me mira, con su mirada amarilla, siniestra, pareciera que se riera. Siento que me averigua, que me disecciona. Silencio mis gritos. Nos quedamos quietos. El uno frente al otro. Midiéndonos, calibrándonos, hasta que uno de los dos rompe el hechizo. El muestra sus fauces y yo develo mis fantasmas y todo vuelve al lugar de donde salió: siento en mi mano el roce del cuero de la correa y se que de nuevo paseo al lobo. Se que  solo soy un cautivo, un ángel que custodia un demonio. EFO.

jueves, 2 de abril de 2020




EL GRAN MIEDO


Las fobias son miedos intensos e irracionales de los que no es posible liberarse incluso cuando no existe un peligro real. En una fobia específica, el miedo, la ansiedad y la evasión se centran en determinados objetos, actividades o situaciones, quienes las sufren reconocen que no pueden controlarlos. Un trastorno fòbico se distingue porque produce ansiedad abrumadora. Las verdaderas fobias causan vómito, carreras sin control o desmayos. Para que haya un trastorno fóbico se requiere que el miedo altere la vida diaria. Los fóbicos se sienten tan amenazados que harán hasta lo imposible para evitar el objeto o la situación temida.
Las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad, en el cual una persona puede sentirse extremadamente ansiosa o tener un ataque de pànico cuando es expuesta al objeto del miedo. Las fobias comienzan a desarrollarse en promedio a los trece años y las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a sufrirlas. 
La fobia, como consecuencia de un miedo aparentemente consciente acompañado de un componente ansioso, puede expresarse de muchos modos. Existen tantas fobias como personas, ya que cada individuo puede desarrollar una fobia a cualquier cosa.
Entre las mas comùnes destacan la  Agorafobia (miedo a los espacios abiertos), Claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), Patofobia (miedo a la enfermedad), Zoofobia (miedo a los animales), Triscaidecafobia (miedo al número 13) y entre las màs raras, Ginofobia (miedo a las mujeres), Androfobia (miedo a los hombres), Penterafobia (miedo a la suegra), Telefonofobia (miedo a celulares), Nomofobia (miedo a salir de casa sin el celular), Catagelofobia (miedo al ridículo), Novercafobia (miedo a las madrastras), Trihexafobia (miedo al número 666), Tripofobia (miedo a los agujeros) y la madre de todas las fobias: Panofobia (miedo a todo). 
El miedo es una sombra que nos acecha, que està siempre presente, aunque no siempre se manifieste. Aparece cuando nos sentimos amenzados y nos advierte que debemos ponernos a salvo, que tenemos que evadir lo que nos amenaza. Es la ansiedad que sentimos al pensar obsesivamente en una situación o actividad que tememos y que está pendiente de ocurrir.
El miedo es un frìo, que sube por las piernas, se aposenta en el estomago y nos atenaza el corazòn. Pero el verdadero miedo es tener miedo al miedo, lo que equivale a vivir con los recuerdos temerosos del pasado que proyectamos hacia un futuro incierto. 
El pasado es una carga que sobrellevamos. Un pasado luminoso, lleno de gratos recuerdos, plagado de agradables experiencias vividas, nos reconforta, por el contrario un pasado pesaroso nos atormenta, nos amenaza. Desechemos el miedo y para hacerlo empecemos por hacer las paces con nosotros mismos para luego perdonarnos y finalmente comprometernos a mejorar. Es la ùnica forma de continuar viviendo. EFO




miércoles, 1 de abril de 2020





 EL MUNDO ES TESTIGO


La Obsesión es  una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia, asalta la mente. Este pensamiento, sentimiento o tendencia, aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él; es una preocupación que domina y acapara la atención intelectual y que siempre va acompañada de un penoso sentimiento de ansiedad. Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes invasivos, persistentes e indeseados, que provocan angustia o ansiedad, conllevan un patrón de pensamientos y miedos irracionales que hace tener comportamientos repetitivos, interfiriendo en las actividades diarias y causando gran perturbaciòn.





DE MERLIN  A VOLDEMORT


La magia es el conjunto de conocimientos y prácticas con los que se pretende conseguir cosas extraordinarias o resultados contrarios a los de las leyes naturales, valièndose de la ayuda de seres o fuerzas sobrenaturales, y haciendo uso de ciertos actos o palabras.
La magia puede ser blanca o negra, lo que equivale a decir buena o mala. La magia blanca busca alejar los malos espíritus y librar a las personas de hechizos y maleficios. La magia negra intenta conjurar y someter los malos espíritus y las fuerzas maléficas ocultas para causar daño a los demas. La magia negra  se obtiene por la realización de rituales que producen infortunio, enfermedades o cualquier otro daño, mientras que la magia blanca se usa con otros propósitos como sanación, prosperidad, bendiciones. La magia negra se utiliza para hacer un mal a alguien, vengarse de un enemigo, arruinar a la competencia. Dentro de la magia blanca encontramos los sortilegios de protección, los hechizos catalizadores de la buena suerte y las invocaciones, generalmente con la ayuda del humo del incienso, que se hacen en honor de las entidades protectoras de los magos. En la magia negra se recurre a los sacrificios y los hechizos que atan. La magia blanca serviría para neutralizar el daño de la magia negra y actuar en beneficio del individuo o del mundo.
La magia desata un cumulo de fuerzas poderosas que escapan al conocimiento y control del humano comùn. Su practica està reservada para los iniciados en esas artes. Los neofitos en la materia apenas podemos acariciar una idea de sus alcances y temer sus efectos.
Merlin, el mitico consejero de Arturo Pendragon, podìa hacerse invisible y controlar los elementos; Voldemort, el que no debe ser nombrado, era maestro en las artes oscuras y artifice de cruentos padeceres. Ambos representan la eterna lucha del bien contra el mal personificando el amor y el odio, esos extremos presentes en nuestra naturaleza humana, y que rigen  nuestro diario acontecer. El bien y el mal son elementos contrapuestos que viven en nosotros y a los cuales estamos obligados a considerar a lo largo de nuestra vida. Bien y mal son opciones a las cuales nos enfrentamos y de cuya escogencia dependeràn, en gran medida, los acontecimientos futuros que tengamos que arrostrar. Oligados a tomar un camino, debemos siempre optar por aquel que nos conduzca hacia la elevaciòn espiritual, el que aquilate nuestra alma y nos haga crecer como personas. Si tenemos que decidir entre Merlin y Voldemort, entre lo negro y lo blanco, escojamos la luz y desechemos las sombras. EFO.   



domingo, 29 de marzo de 2020



MI CUARTO Y LA NADA.

Mi cuarto es pequeño, tan pequeño que no cabe casi nada. Es blanco, tan blanco que casi me ciega. Mi cuarto no tiene ventana, apenas una puerta que a veces da al pasillo donde hay otros cuartos, pero no conozco a nadie que viva en ellos. Una mañana escuché gritos aterradores que venían de uno de esos cuartos. Era un hombre quien gritaba. Gregorio, Gregorio era su nombre, lo supe porque una mujer que acudió a sus gritos así lo llamó. Después alguien dijo que mi vecino despertó convertido en un horrible insecto. Le dió la Metamorfosis. Desde ese día abro muy poco la puerta de mi cuarto. Esa puerta impide que nada entre o salga. Tres muebles tiene mi cuarto: una desvencijada cama, una otoñal chifonier y una vestusta mesa de noche. La cama siempre cruje. Lo hace de noche. Lo hace de día. Lo hace cuando duermo. Lo hace cuando vigilo. Ella cruje sola, por el solo placer de crujir, por el vicio de hacerlo. ¿O será por miedo? Debajo de mi cama viven monstruos. No se exactamente cuantos.  Nunca los he visto. Creo que son varios por los ruidos que hacen, aunque algunas veces pienso que es uno solo, pero que cambia constantemente de forma, que muta. La chifonier tiene apenas cuatro gavetas, de las cuales solo una está vacía. Las otras tres están atestadas de recuerdos,  de sombras difusas de algo que fue y ya no es. De algo que estaba y ya no está y de pedazos de papel que aprisionan imágenes borrosas, difíciles de reconocer. Cuerpos sin caras. La mesa de noche solo sirve de soporte a  una solitaria lampara, sin bombillo, que a veces se prende sola ¿sin bombillo? Si, sin bombillo.  Mi cuarto es elástico. Hay días en que amanece alargado, estirado. El techo se aleja del suelo, proyectándose hacia arriba, empinándose, en vano intento por escapar de sus cimientos. En esos días es casi imposible entrar al cuarto pues la manilla de la puerta está muy alta, tan alta que no se puede alcanzar. Si estoy adentro no puedo salir. Hay noches en que el cuarto adquiere otras dimensiones. Las paredes se separan, como si huyeran unas de otras. En esas noches es casi imposible salir del cuarto porque nunca se encuentra la puerta, no se sabe adonde fue. Tampoco se puede entrar por la misma razón. Pero no siempre pasan esas cosas. La mayoría de las veces (días y noches) mi cuarto está quieto, como si navegará en el mar de La Nada. Nada se oye. Nada se ve. Nada se siente. Hay noches, días también, en que los recuerdos saltan de la gavetas de la chifonier. Uno a uno se van deslizando hasta tocar el suelo. Y en fantasmágorica procesión se pegan contra la pared. A veces se forman atendiendo al tamaño, otras al tiempo en que existieron y la mayoría de las veces al dolor o a la alegría que causaron. Las fotografías también saltan de la chifonier, pero no se pegan a la pared. Se quedan en el centro, formando un circulo. Cada rostro busca su cuerpo. Hay fotos que se juntan formando grupos. Hay otras que permanecen solitarias, separadas de las demás. Yo los contemplo ( a fotos y recuerdos) sentado en el borde de mi cama. Me deleito trayendo los recuerdos a la memoria. Evocándolos. A veces los equivoco y cuando eso sucede me advierten de mi error, obligándome a recapacitar, a rectificar fechas, lugares, personas. Las fotos son más fáciles de identificar y casi nunca dan problemas.
Sentado en la cama dejó pasar el tiempo. Hasta que recuerdos y fotos se cansan y comienzan a subir por las paredes de la chifonier buscando su gaveta donde esconderse. Me acuesto.Me horizontalizo y  también empiezo a buscar donde esconderme.
Casi nunca salgo de mi cuarto. Las pocas veces que lo hago camino por el pasillo, pero siempre tropiezo con La Nada. No la puedo ver, pero se que es ella, que está ahí. Me detengo. Me devuelvo y entro a mi cuarto. No me gusta La Nada. Es nubosa. Gaseosa. No se puede agarrar. No se puede tocar, ni oler, ni ver, solo sentir. Es como un manto de algo que no existe  pero que te envuelve, que te cubre. La Nada no tiene sabor, ni color. Tampoco tiene forma, pero ocupa todos los espacios vacíos. Está en todas partes. Yo conocí a alguien que vió y oyó a La Nada. Le pregunté como era y esto fue lo que me contó: "...un amigo me había advertido que La Nada vivía en los aparatos de televisión. Que salía en la noche, después que terminaba la programación. Una noche vencí el miedo, me levanté en la madrugada, encendí el televisor y allí estaba. Era blanca, llena de bichitos grises y negros y hacía un ruidito continuo, ensordecedor: shuuuu, shuuuu, shuuuu..." 
Yo no la he visto. Una de estas noches voy a salir del cuarto, voy a encender el televisor y voy a conocer a La Nada. EFO.

martes, 24 de marzo de 2020




INSTINTOS Y ALGO MAS


El ser humano actua en muchas ocasiones obedeciendo a sus instintos. No se trata simplemente de responder frente a un peligro. El instinto es una conducta innata e inconsiente que se transmite geneticamente entre los seres vivos de la misma especie y que los hace responder de una misma forma ante determinados estimulos; es un complejo de reacciones exteriores, concretas, hereditarias, adaptadas a una finalidad, de la que el sujeto que obra generalmente no tiene conciencia. Colocados en una situaciòn de riesgo de muerte nuestro instinto de conservaciòn nos señalarà el camino a seguir. Si podemos enfrentarla con exito nos inducirà a hacerlo, muy por el contrario, si nuestras posibilidades de salir airosos son nulas, nos marca la huida, obligàndonos a abandonar, pues de lo que se trata es de salvar la vida. Los instintos, en algunas ocasiones, se confunden con la intuiciòn. La intuiciòn es la habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervenciòn de la razòn. Es la capacidad de entender situaciones, o sentimientos sin el auxilio de la mente o de la lògica. La intuiciòn utiliza un lenguaje no verbal, basàndonse netamente en la percepciòn de indicios gestuales. Es el primer pensamiento que llega a nuestra cabeza cuando estamos a punto de tomar una decisiòn. Una mueca, un guiño, un arquear de cejas, una mirada, constituyen còdigos que podemos descifrar y asì presentir como procederà la persona con la cual interactuamos en determinada situaciòn.
El impulso es la tendencia a actuar movido por alguna emocion sin que haya mediado una deliberaciòn previa con la razòn. Es la urgencia que obliga a la acciòn.  Cuando existe un trastorno de este mecanismo, los impulsos no pueden refrenarse, escapan al autocontrol determinando conductas que pueden atentar contra otros, (impulso homicida) o contra nosotros mismos (impulso sucidida.) Instinto, intuiciòn o impulso son piezas de un mismo rompecabezas que modelan nuestra vida.
Los instintos viven en nuestro cerebro. La intuiciòn en el corazòn. Los instintos nos dicen como actuar, la intuiciòn nos da pistas, señales, que interpretadas correctamente, nos permitiràn decidir. Los instintos nos obligan a actuar. La intuiciòn nos advierte sobre lo que nos conviene hacer.  Como ni unos ni otros son suceptibles a ser educados, los primeros por estar inscritos en nuestro ADN, ya que constituyen una carga gènetica que heredamos, y los segundos porque dependen de la correcta interpretacion que hagamos de las señales gestuales que recibamos, centremonos en mantener el control sobre nuestros impulsos, sujetando la mente y atando el corazòn. EFO.

domingo, 22 de marzo de 2020



 LA ESPERA DE PENELOPE


La espera se define como la facultad de saber contenerse, de no proceder sin reflexiòn, de obrar con calma, con paciencia. Tambièn podrìa decirse que es un estado de animo, voluntario o impuesto, que nos convierte en espectadores obligados de acontecimientos que estàn por venir. La espera siempre es angustia, expectativa, por estar preñada de incertidumbre. Se espera cuando se quiere que algo pase. Se espera cuando se quiere que nada pase. La espera es temida. La espera es deseada. Los que la temen presienten que algo terrible les sucederà. Que se avecina un acontecimiento que puede trastornar, para mal, su manera de sentir y entender la vida. Los que la desean quieren que algo bueno les suceda. Que lo esperado se convierta en realidad. Que los sueños dejen de ser sueños. El condenado a muerte espera temeroso la hora en que su cuello ceda al dogal del verdugo. Impaciente, ansioso por la llegada del dìa el soldado aguarda  el momento en que la batalla se convierta en carnicerìa, cuando la muerte suba por su brazo y aprisione su mano, obligàndolo a disparar la bala asesina. Trèmulos, expectantes, los amantes se niegan a retrasar el momento en que junten sus cuerpos. Ellos le comunican prisa a su espera, la visten de urgencia, de necesidad. Sigilosa, con pasos de sombra, la fiera acecha paciente un descuido de su presa, que espera el momento justo, el instante preciso en que sus instintos, cabalgando sobre el miedo, la obliguen a frustrar el intento de su depredador.
Hay esperas reflexivas, que obligan a pensar, a sopesar todas las opciones, a tomar una decisiòn. Hay otras que nos fuerzan a aplazarlas, a postergarlas, a cambiarlas por acciones inmediatas, de esas que no admiten demoras, que no contemplan esperas. Hay esperas obligadas, a muchas de esas no las queremos, les tememos, pero no podemos evadirlas, nos toca enfrentarlas y sufrirlas. La muerte es una de ellas. La esperamos, por inevitable, pero al  no saber cuando nos sorprenderà no nos angustia, es una espera en pausa, detenida que gravita sobre nosotros y a la que siempre queremos dilatar. Hay esperas que se prolongan en el tiempo, hacièndonos sentir que son eternas, que nunca pasaran. Esas estàn supeditadas a un futuro anunciado, al que sabemos lejano, pero que confiamos en que siempre sucederà. Pero de todas las esperas la màs dulce y algunas veces la màs amarga es la de el amor. Siempre deseamos que nos toque, que nos impregne con su magia. El amor es un sentimiento volatil al que es necesario alimentar, cuidar, para verlo crecer. Hay amores que son para toda la vida. Llegan para quedarse y no importa el tiempo que tengamos que esperar por ellos. Penelope, la mujer de Ulises, esperò por muchos años que el hèroe regresara de Troya. Poseedora de una gran belleza debiò sortear el asedio de sus pretendientes a los cuales prometìa ceder a sus peticiones una vez que terminara de tejer un velo. Penelope urdìa de dìa y destejia de noche hasta que viò llegar al rey de Itaca y dueño de su corazòn. Para la otra Penelope la espera tambièn terminò, solò que ella no reconociò a su amado y "...se quedò con su bolso de piel marròn y sus zapatitos de tacòn sentada en la estaciòn..."  EFO.


jueves, 19 de marzo de 2020





LOS ROSTROS EN TU MENTE


Niña , ¿si te asomas al espejo podrás ver tu rostro? ¿tu verdadero rostro? Seguro estoy que no. El rostro que verás no se corresponde con lo que en realidad eres. La plata del espejo no te mostrará aquello que ocultas con celo del común de la gente. Allí no estarán las huellas que dejaron en ti los amores que olvidaste, los amores que te olvidaron. Los pliegues de tu cara no reflejarán los dolores que te abatieron el alma, los pesares que preñaron de angustia tu corazón. Tampoco se asomaran a tus ojos, los destellos de ternura que una vez sentiste, ni verás tu boca, ofrecer tus labios esperando un beso.Y por mas que enarques las cejas, frunzas el ceño o acentúes los hoyuelos de tus mejillas no te encontraras en ese reflejo. Tu no estás allí. Vives en otra parte. Existes en los recuerdos que sembraste en la mente de otra gente. En los pensamientos, buenos y malos, que provocaste en otros seres, en esos que te amaron, en esos que te desearon, en esos que te odiaron. Habitas en el morbo que desataste con tus miradas incitantes, con tu voz melosa, con tus pestañas rizadas. Tu eres prisionera de tus noches en vela, de tus días de vigilia, de tus horas dulces, de tus momentos amargos. Esa que refleja el espejo, no eres tu. Tu eres lo que yo pienso de ti. Lo que yo quise que fueras. Tu eres un ente intangible, que el tiempo archivó en los rincones de mi memoria. Tu eres un soplo de cabello negro, un coqueto mohín de cara, unos dientes blancos, tan blancos que encandilan, al chocar con tu risa.Tu eres la promesa de un beso que nunca llegó. Un apretón fugaz de manos, un roce malintencionado, un te quiero nunca dicho y siempre escuchado. Tu eres una visión de un amor prometido, pero nunca consumado. Tu eres una caricia no sentida. Una pasión sometida, refrenada, cautiva de mis ansias. Tu eres la llama que todavía enciende el pebetero de mis deseos. Tu eres  una  ilusión, un sueño del cual no he logrado despertar.
¿Y que soy yo? Un fantasma que se pasea por los laberintos de tu mente. Una sombra que difumina la luz. Un eco dormido de una voz ya callada. Yo soy  solo un soplo, un suspiro, un celaje, un ser sin rostro, que el espejo no refleja. Ni tu ni yo tenemos rostro. Tu porqué falsamente crees tener uno verdadero y yo porque escondo el propio. Somos, niña, dos seres sin rostro que vivimos en un mundo de caretas.  EFO.

martes, 17 de marzo de 2020



UN VIAJE CORTO, MUY CORTO.


Sin saber como, ni porquè comencè este viaje que ignoro cuanto tiempo durararà, ni a donde me llevarà. Empezè a viajar completamente solo y desnudo. Nadie me acompaña. No me importa, pues desde el principio supe que serìa asì. Tampoco me preocupa la soledad. La estoy conociendo y confieso que me gusta su compañìa. Viajo sin equipaje. No tengo nada. Sin nada nacì y ahora estoy seguro que sin nada morirè.
A veces me siento cansado de viajar  y estoy tentado a cesar el empeño. Por desconocer el termino del periplo tampoco se cuanto me falta para concluirlo y por ende no puedo calcular el tiempo que llevo viajando. A lo largo de mi ruta me he ido llenando de cosas . El viaje se ha convertido en un comprar y vender, tener y no tener, dar y recibir y ese intercambio tambièn incluye a personas. No se a ciencia cierta a cuantas he conocido, hasta ahora, y me es imposible vaticinar a cuantas conocerè. En mi afàn de poseer, he pretendido ser dueño de mucha gente. A algunas las he dejado ir, a otras las retengo en contra de su voluntad, y a muy  pocas con su consentimiento. Ese trajinar me ha convertido en un ser desconocido. No se quien soy, ni por què hago lo que hago. Algunas veces he detenido mi andar e intentado hacer un balance de lo actuado, pero ha resultado inùtil. Se confunden las situaciones, equivoco los tiempos, todo està revuelto.
Entonces sigo. Avanzo, sin saber hacia donde voy, ni cuando parare. La vida, al final lo he comprendido, es un amasijo de hechos, agrupados a los cuales es imposible sistematizar, clasificar por temas. Pienso que deberìa ser como un inmenso archivo donde todo estè ordenado, metido en carpetas. Asì se harìa màs facil el camino, pues tendrìa referencias ciertas, que podrìa consultar en la seguridad de encontrar siempre el dato preciso. Pero no es asì y estoy obligado a convivir con este inmenso desorden en que existo sin saber por donde empezar y del cual lo unico que se es que nacì y voy a morir.¿ Cuando? lo ignoro. Otra cosa que me preocupa es la ausencia de un manual de vida. Una especie de guia o mapa mental que me indique que hacer, cuando y como. Seguro estoy que de tenerlo hoy serìa un ser equilibrado, centrado, seguro de mi mismo y capaz de planificar y decidir mi futuro. Pero ese manual no existe. A quien nos hizo se le olvidò incluirlo. Tampoco se si alguien està tomando nota de mi actuar. Si sigue mis pasos, si vigila mi accionar. Me gustarìa que asì fuera, pero pensandolo bien, mejor no, pues todo estarìa escrito, registrado y estoy seguro que lo malo supera con creces lo bueno, aunque bien y mal son criterios mutantes que cambian con el tiempo o sencillamente dependen de la naturaleza de quien juzge. 
Hoy notè algo distinto en mi. Una hebra de mi cabello cambiò de color, amaneciò blanca y un pliegue de mi cara perdiò su habitual tersura. Asustado consultè el fenòmeno y recibì  una respuesta desconcertante: te estàs haciendo viejo. Si eso es cierto debo asumir que el final se acerca, que el viaje està por terminar. Ahora temo su llegada. Siento que todavìa me faltan cosas por hacer, que el tiempo se agota y el viaje ha sido corto, muy corto.  EFO.










LOS PRISIONEROS


Apersogados, encadenados la hilera de presos marcha con pasos cansinos tras la huella de sus carceleros que indiferentes a sus quejas los dejan hacer, al fin y al cabo ellos tambièn son prisioneros. Todos lo somos, unos de otros, pero la mayorìa de nosotros mismos. Los libres, aquellos que no languidecen tras barrotes, son cautivos de sus pasiones, de sus recuerdos, de sus ansias. Los confinados pagan su condena por delitos penados por leyes que hizo Dios o inventaron los hombres.  Hay quienes cumplen doble castigo, estàn  fìsicamente recluidos en un penal y son reos de ellos mismos, de sus remordimientos, de sus sentimientos de culpa. Todos llevamos una carga emocional que fabricamos con nuestros actos, con nuesta abulia, esa carga nos lastima pues a veces se hace insoportable y sentimos que no podemos con su peso, que es excesivo el lastre que suma a nuestra existencia. En muchos casos la penitencia es de por vida y se debe cumplir a perpetuidad, hasta que la muerte cancele la deuda contraida. 
La gravedad de la falta determinarà el rigor y duraciòn del castigo. Podemos atentar contra otros, infringiendole daño, lacerando su fisico o su alma. Eso nos convertirà en acreedores a una sanciòn que harà padecer nuestro cuerpo o impondrà un suplicio a nuestra escencia inmaterial, transformandonos en presos de otros o de nosotros mismos. 
Existe otro tipo de prisioneros. Son aquellos que han sido avasallados por sus flaquezas, por sus vicios, por su debilidad de caracter. A esos le es dìficil lograr la redenciòn, pues sencillamente no quieren hacerlo. Han desatado fuerzas internas que no pueden controlar. Se han convertido en victimas de si mismos. La vida ha cancelado todas sus opciones. Ya no tienen oportunidad y sometidos a su propio yugo esperan el final o se regodean en su propia bajeza, acelerando su caìda, hundièndose en su miseria.  Hay quienes nacieron cautivos de una enfermedad incurable o faltos de razòn. Esos son prisioneros de su gènetica. De ellos sòlo los locos estàn a salvo, pues lograron evadir la prisiòn y viven en un mundo aparte, donde no hay reja que los contenga, muro que los encierre  o pena que los angoste. ¡Bienaventurados sean!
Pero no siempre todo està perdido, a veces cuando pensamos que  no hay salvaciòn posible, se enciende una luz que ilumina la ruta a seguir, es entonces cuando, haciendo uso de las pocas reservas morales disponibles desatamos un poder que habìa permanecido oculto, esperando el momento de ser liberado y se inicia el proceso de remisiòn. Hay quien dice que esa fortaleza, esa energìa, proviene de Dios, que es el quien nos tiende la mano. Otros piensan que todo està en la naturaleza humana, que se niega a ver morir lo mejor de ella misma y libera un mecanismo de autoregeneraciòn... Dios y hombre... Cuerpo y alma... Crimen y castigo. EFO.

domingo, 15 de marzo de 2020



LOS VISITANTES


Algunos llegan sin  previo aviso. Aparecen de repente y cuando nos damos cuenta ya estàn instalados. Se posesionan de nuestro cuerpo, invadièndolo, tomàndolo por asalto, ocupàndolo. Se posesionan de nuestra alma, plenàndola, llenàndola de sentimientos. Otros se hacen anunciar, vienen precedidos de un suceso, de una tragedia o  de un acontecimiento grato pero casi siempre nos sorprenden, impidiendonos vaticinar su llegada. Ellos, los visitantes, son circustancias, sentimientos, acontecimientos, cosas que nos pasan, algunas buenas y otras no tanto.
La enfermedad toca a nuestra puerta a cualquier hora. Este flagelo se viste de mil formas, muta de apariencia, se enmascara. La Tristeza nos visita de vez en cuando apresando el corazòn, poniendo un velo  sobre la razòn, plenàndonos de apatìa, de melancolìa, de desesperanza. El dolor viene aparejado con la enfermedad y en algunas ocasiones con  la muerte, laceràndo nuestro cuerpo, minàndo nuestras fuerzas, abatièndo nuestras defensas.
Pero no todo aquel que nos visita lo hace para nuestro mal. Tambièn la alegrìa y el amor estàn presentes en nuestro diario acontecer. Cuando aparecen nuestra vida se ilumina. Se llena de magia.  De todos los visitantes el màs temido, el màs odiado es la muerte, pues la sabemos definitiva. Entendemos que su visita se prolongarà por siempre.
Los visitantes, por su misma naturaleza, se convierten en asiduos. Siempre estàn con nosotros. A veces llegan juntos, otras por separado, pero nunca dejan de visitarnos. A nosotros, como anfitriones, nos corresponde aceptarlos o rechazarlos. Hay visitas gratas, deseadas, esperadas que nos llenan de emociòn, de contento. En contrapartida hay otras indeseables que nos perturban, alteràndo nuestro manera de ser, trastornàndo la diaria rutina, cambiàndo nuestra forma de vivir al contagiarnos de sentimientos negativos, malsanos.
Debemos estar preparados para recibir visitas y ello implica tener la casa en orden,lo que equivale a mantener mente y cuerpo sanos y el alma limpia, libre de rencores, distanciada del odio, de las bajas pasiones. Solo asì podremos soportar a los visitantes indeseables y agasajar debidamente a aquellos que queremos, a los que esperamos.  EFO.




LOS ENFERMOS


Nadie està sano. Todos estamos enfermos. Algunos de cuerpo, otros de alma, pero todos estamos enfermos. La enfermedad, desde el punto de vista mèdico, se define como cualquier estado donde haya un deterioro de la salud del orgànismo. Las enfermedades tienen sintomas que alertan de su presencia y causas que determinan el agente que las producen. Las efermedades del cuerpo se tratan identificando su etiologìa, para poder aplicar la cura. Las enfermedades del alma, casi siempre son asintomaticas, o de dificil detecciòn, lo que dificulta su sanaciòn, y al igual que las fisicas pueden darse en personas o en grupos, es decir, son particulares o generales. Para las primeras la medicina, en la mayorìa de los casos, cumple su objetivo. Las generales son de lenta incubaciòn, pero de efectos devastadores en el cuerpo social. Casi siempre las inocula un lider, con visos de mesianismo, se nutren de ideologìas, del malestar de una sociedad, hastiada de polìticas erradas que han erosionado su confianza, produciendo un sentimiento de rechazo general. Rabia, intolerancia, discriminaciòn y culpa son su caldo de cultivo. Las masas, acicateadas por sentimientos negativos, esperan su redenciòn tràs estigmatizar a grupos o personas a los que consideran causantes de la situaciòn que viven y de los males que padecen. Su pronòstico es reservado. Pueden durar un largo tiempo hasta que declinan, reiniciandose el ciclo y el colectivo se orienta a la busqueda de nuevos derroteros. Las particulares son leves, graves, transitorias y las màs severas, crònicas. Tambièn las hay benignas y malignas. Su duraciòn e intensidad vienen dadas por el agente que las produce y el daño que causan. 
El amor, es una enfermedad que se propaga por contagio. Un ser enfermo la inocula a otro sano mediante  una caricia, un gesto, una acciòn, o simplemente por un parpadeo de ojos, el fruncir de una boca ,el movimiento de un cuerpo  o un ondular de cabello. Sus consecuencias generalmente son demoledoras, pues minan la voluntad. Un enamorado es un poseso, que ha perdido control sobre sus emociones, entregando el dominio de su cuerpo, alma y mente a otro que en contrapartida hace lo mismo. El amor es una enfermedad reciproca. En su estado màs grave conlleva a un deseo irrefrenable de posesiòn, mutando a su variedad màs letal: los celos, que en muchos casos pueden terminar en tragedia.
El odio, es el grado màs evolucionado del rencor. Envenena el alma, nublando la razòn y negando toda posibilidad de perdòn. El odio es un sentimiento impuro. Es una enfermedad terminal, casi siempre inextinguible cuya unica sanaciòn es la muerte.
Los enfermos, fìsicos y espirituales, vagan por el mundo propagando sus males, contagiando a otros. Pocos estàn conscientes de la dolencia  que los aqueja, la mayorìa desconoce su estado y niega su enfermedad, lo que dificulta su remisiòn. 
Nadie està sano. Todos estamos enfermos.  EFO.

miércoles, 15 de enero de 2020





EL AMOR EN PLUSCUAMPEFECTO


Un amor no tenido, pero siempre deseado, es un amor frustrado. Es una aspiración consentida. Es un deseo insatisfecho. Es un querer tener y un nunca poseer. Esos amores pueden ser efímeros, de corta existencia, cuando así sucede se quedan habitando el mundo de las ilusiones, pero también pueden ser permanentes, ocupando un espacio importante de nuestro tiempo vital, pudiendo transformarse en obseciones, llenándonos de desesperanza, colmándonos de inquietud.
Los amores deseados, pero nunca consumados, son como viajeros detenidos en una estación, a la espera de un tren que demora su llegada, convirtiéndola en un eterno retraso, en un nunca jamás.
Esos amores algunas veces son producto de una pasión nacida al calor de una mirada, de un frase, de un mohin, de un gesto mal interpretado o de una conducta permanente que despierta admiración perpetua. En otros casos son amores contrariados, prohibidos, no consentidos. Son queridos por ambos, pero imposibles de realizar pues las circunstancias así lo determinan y como consecuencia de ello los dos deben sobrellevar su carga de desconsuelo.
Un amor no tenido, pero siempre deseado, puede mantenerse en nosotros por mucho tiempo y en algunos casos obligado a convivir con otros afectos, con otras pasiones, condenado a permanecer latente, suspendido, esperando el momento de hacerse real, de concretarse. El amor no tenido es independiente de la aceptación o no de parte del ser amado. Un amor no tenido puede ser, en muchas ocasiones, un sentimiento en solitario, una pasión única, alimentada por una sola persona y en algunos casos ignorada por el ser amado quien no se entera de la intensidad del sentimiento que provoca en el otro. Hay amores no tenidos que se convierten en amores correspondidos, al ser revelados pues viven en  ambos, pero han permanecido cubiertos con un manto de indecisión, de dudas, de temores a ser rechazados. Esos amores son comunes entre amigos que comparten penas y alegrías, entre compañeros de trabajo, entre aquellos que se miran a distancia, que no se comunican, pero  alientan la esperanza de ser próximos, cercanos y solo esperan que se haga la magia, que se encienda la luz. Tras cada amor no tenido hay un vacío, un dolor, una angustia, pero también una esperanza, un deseo, una aspiración sentida, pero nunca una renuncia, pues lo que lo caracteriza es su perseverancia, su permanencia, su perenne aspiración de convertirse en realidad.  Un amor así es un amor pluscuamperfecto, en modo subjuntivo.  EFO.