EL OLVIDO
Con sus pasitos de marioneta el olvido viaja sobre los recuerdos. Se entreteje con los sueños, parasita en las voces, nubla los sentires. El olvido es como una inmensa venda que nos va cubriendo poco a poco. Como un trozo de lana que nos arropa cuerpo y alma. Que nos sofoca, nos ahoga. El olvido es espeso como una sopa de huesos. Como agua pantanosa. Como aire cargado de ruidos. El olvido es pastoso. Camina lento. Se deja llevar. El olvido entra por los oídos. Borra los sonidos. Mata las voces. El olvido se asoma a los ojos. Pinta de blanco el pasado, lo va disolviendo, lo fragmenta, lo diluye. lo acaba. El olvido se mete en la piel. Esconde los calores. Matiza los fríos. Suaviza lo áspero. El olvido sube por la nariz. Borra los olores. Irrita los sabores. El olvido es la muerte en vida. Hay dos tipos de olvido: El nuestro y el de los otros. El nuestro puede ser voluntario o inconsciente. Si es voluntario lo provocamos. Hacemos el esfuerzo para crearlo. Lo alimentamos. Lo dejamos crecer. Lo ayudamos a desarrollarse, a vivir. Nunca le damos descanso. Si es inconsciente no recordamos cuando nació. Nos va invadiendo poco a poco. Desdibujando las añoranzas. Crece al garete. Sin orden. Sin un plan. El olvido de los otros pesa sobre nosotros. Nos sepulta en la nada de otras mentes. Nos borra de la visión de otros ojos. Nos expulsa del cofre de sonidos de otra gente. Nos va pintando de invisible. El olvido, a veces es dulce. Se posa sobre nuestra alma como un ungüento. Viene a calmar nuestros resquemores. A apagar nuestros odios. A curar nuestras heridas. El olvido a veces es cruel. No duele cuando aparece. Nos duele que nos duela que nos olviden. El olvido a veces es indiferente. No nos importa que nos olviden. No nos importa olvidar. Reclutamos los dolores, lo perdido, lo vivido para enterrarlos en la nada, donde mora todo lo que no existe. Lo que murió hace tiempo. Lo que desapareció. Lo que se acabó. El olvido a veces es interesado. Nos interesa olvidar lo que nos lastima, lo que nos hace daño. Lo que no queremos tener presente. Nos conviene olvidar para no tener que volver a vivir lo vivido. Para no tener que citarnos con el pasado. El olvido es capa tras capa de sueños rotos. Capa tras capa de besos secos. Capa tras capa de amores muertos. Capa tras capa de dolores sentidos. El olvido son ojos que se cierran. Bocas que no se abren. Oídos que no oyen. El olvido es morir y algo más. Es dejar de vivir en nosotros y en la vida de otros. EFO
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