LA MENTE
Nadie sabe que es y donde vive la mente. Hay quien dice que se trata de una entidad cuya posesión le corresponde al cuerpo. Para otros la mente es inmaterial y por ende el alma es su dueña. Son misterios que esperan ser desentrañados. Pero más allá de su pueril posesión la mente es algo vivo, que está dentro de nosotros, no sabemos exactamente donde, pero habita nuestros espacios.
La mente es traicionera, escurridiza, astuta. Juega con la unidad que conforman cuerpo y alma y para ello fabrica unos elementos a los cuales hemos dado en llamar pensamientos. Estos pensamientos pueden ser de diversa naturaleza. Los hay buenos y malos. Los primeros son una especie de alimento para el alma y al igual que los segundos conviven con los sentimientos. Los malos por lo general alimentan al cuerpo. Si invaden los espacios del alma, la contaminan, pues son altamente tóxicos para ella.
Los sentimientos son sensaciones, emociones, algo que nos corre por dentro, pero que no podemos precisar por donde exactamente. Hay sentimientos oscuros, como el odio, la envidia y los hay puros como el amor y la compasión. También existen los intermedios, como la pasión o el deseo, estos son susceptibles a ser transformados en oscuros o puros, dependiendo de la naturaleza de los pensamientos que genere la mente, para lo cual se vale del cuerpo, al cual alienta, obliga a sentir, a ver. La mente gobierna desde un espacio desconocido y lo hace algunas veces con guantes de seda y otras con puño de hierro, pero siempre gobierna. Resulta imposible evadirla, desconocerla, hacer caso omiso a sus dictados. La mente puede corromper totalmente al alma, hasta extinguir de ella todo vestigio de bondad y a la inversa es capaz de purificarla, de llevarla a la santidad. También puede obligar al cuerpo a autodestruirse.
No existe llave capaz de abrir la mente, ni cerrajero que pueda fabricarla. La mente solo puede ser penetrada por otra mente. Una mente extraña, que habita en otro cuerpo es capaz de invadir y posesionarse de otra mente y para ello se vale de los pensamientos, los cuales no pueden ser considerados como llaves. Estos le son inoculados, trasmitidos a la otra mente a través de un código oral, visual o escrito que al ser descifrado permite asimilados y convertidos en propios. Se trata de un proceso complejo que se da en toda la unidad. Las invasiones de mentes y su consecuente posesión pueden ser individuales o colectivas. Se han dado casos, a través de la historia, de mentes que han logrado posesionarse de manera simultanea de una gran cantidad de otras, quienes abandonan sus propios pensamientos para hacer suyos los de la mente invasora.
A veces la mente se obnubila con pensamientos propios o extraños, los cuales convierte en obsesivos, atando así la unidad cuerpo y alma a una idea fija, es lo que conoce el común de las personas como mentes enfermas.
En algunas oportunidades la mente se enferma realmente, perdiendo el control sobre los pensamientos. Estas enfermedades suelen ser definitivas y pueden ser congénitas o adquiridas. Cuando esto sucede se destruye la unidad cuerpo y alma ya que se genera un estado de anarquía al no existir ente controlador. La unidad enferma se denomina genéricamente como demente o loco. Las enfermedades mentales pueden ser muchas y adquirir diversas formas. Los mecanismos que rigen a la mente son variados y complejos, pero a nosotros solo nos es dado conocer muy poco, casi nada, sobre ellos. Debemos conformarnos con ser meros espectadores de procesos aún indescifrables como consecuencia de nuestra propia incapacidad para fabricar las llaves. No se conoce ni técnica única, ni cerrajero universal, ni maestro exclusivo en el arte de desentrabar mentes. Dicen que Hitler, Cristo, Mahoma y otros más obtuvieron exitos parciales, pero eso no está comprobado. EFO.
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