EL NECESARIO TENER
Y es que todo hombre ha de tener su noche y su día. Su risa y su llanto. Su presente y su pasado. Todo hombre ha de tener su vida y su muerte. Su alborada y su ocaso. Sus ilusiones y sus desengaños. Sus amores y sus olvidos. Sus duelos y sus contentos. Sus luces y sus sombras. Sus éxitos y sus fracasos. Sus angustias y sus sosiegos. Sus farragosos dormires y sus placidos despertares. Sus sueños y sus vigilias. Su opulencia y su pobreza. Su dolor y su alegría. Todo hombre ha de tener una hora para llorar. Un espacio en su vida para vivir. Para sentir que todo se escapa. Que nada queda. Que en la fugacidad de las cosas está la esencia misma de la ansiada perdurabilidad. Ha de tener un pedazo de realidad a la cual aferrarse como ultima instancia y un trozo de fantasía donde refugiarse cuando la cotidianidad lo golpee con saña. Una isla donde naufragar. Un Díos a quien increpar. Un demonio a quien exorcizar. Un ángel en quien confiar. Un fantasma que lo asuste. Una utopía con la que soñar. Una fórmula para convertir. Un amigo con quien andar. Un crisol en el que fundir. Un conjuro que lo proteja. Una palabra mágica que lo salve. Un huerto donde sembrar. Una noche que lo arrope. Un día que lo desgaste. Un cántaro para beber. Una piel que besar. Una caja de recuerdos para guardar. Un candado para cerrar y una llave para abrir. Un monstruo para vencer. Un sueño que siempre lo visite. Una fosa profunda donde sepultar. Una nube para cabalgar. Todo hombre debe poseer una flor para oler. Una oración para musitar. Un Pegaso para volar. Un libro para leer. Unas cuentas que sacar. Unas deudas que cobrar. Un crédito que pagar. Un mapa que desplegar .Un odio que alimentar. Una ruta que seguir. Un espacio para ocupar. Un oráculo a quien consultar. Un relámpago de ira para domar. Un lecho para dormir. Un árbol para descansar. Un campo donde batallar. Un cuerpo doliente. Un alma sufriente. Un amor imposible. Un acorde que lo paralice. Un verso que lo transporte. Un recuerdo imborrable. Una esperanza latente. Un deseo insatisfecho. Un dolor profundo. Un cielo que ver. Un desierto que atravesar. Un mar que navegar. Un día para morir. Un tesoro que descubrir. Una luciérnaga que lo alumbre. Un niño que le sonría. Un báculo para apoyarse. Un espejo que lo refleje. Un juego que jugar. Una noche para llorar. Papel y lápiz para escribir. Y en el medio de todo eso un inmenso transitar que ocupe los espacios tediosos del día a día, del diario acontecer, del oprobioso vivir, del anunciado morir. EFO.
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