martes, 15 de mayo de 2012




EL TIEMPO


El tiempo camina con zapatos de algodón. Se viste de duende para espantar los recuerdos. Se ríe con risa de brujo. Llora con llanto de vieja. El tiempo visita a los enfermos de noche, cuando no pueden verlo, cuando más le temen. El tiempo viaja en carroza de plata, con ruedas de nubes. Se cobija bajo un manto de adioses. Apresura el paso con gritos de apremio. El tiempo vigila a la orilla de los caminos. El tiempo vuela con alas de mariposas. Se esconde en las rendijas de las puertas, en las cortinas de las ventanas, en el musgo de las cornisas. Juega con el olor de las rosas. Monta en el lomo de un venablo El tiempo arruga la faz de las madonas. El tiempo transforma sonrisas en muecas. Apergamina las manos. Seca los ojos. El tiempo impacienta a los ansiosos. Juguetea con los siglos Se come los días. Devora los años. Demora los segundos. El tiempo es viajero incansable. Caminante infatigable. Es ágil atleta. Asiduo peregrino. El tiempo lucha con la vida. Respeta la muerte. Es azote de vanidades. Juez de miserias. Verdugo de ilusiones. Es principio y fin, pero también intermedio. El tiempo habita en las piedras de las gárgolas. En las gargantas de los mudos. En los ojos de los ciegos. En el giro de las ruedas de las bicicletas. En los besos eternos de los enamorados. En los juguetes de los niños. En las voces de los que oran. El tiempo es una mancha de sangre en una espada rota. El apagado trino de un pájaro herido. La paciencia de un tigre en acecho. La bella destrucción de la ardiente lava. La angustiosa espera del condenado. La llegada inminente del fin de la vida. La alborada de un nacimiento. El febril trabajo de las hormigas. Las ansias de un avaro. Las urgencias de una pasión. El tiempo es pasado, presente y futuro. Es algo más que la suma de los días. Es algo menos que la resta de los años. El tiempo es una carrera permanente en pos de una meta que nunca se hace presente. El tiempo es paso lento tras un final siempre lejano. El tiempo es todo. El tiempo es nada. El tiempo vive en las páginas de los libros. En los pliegues de la ropa. En los silencios de las tumbas. En las puertas de los conventos. En las cruces de los caminos. En las risas de las muñecas. En el sepia de las fotografías. En la palidez de los santos. En las láminas de agua que la lluvia teje. El tiempo vive en el alma. En la mente. En la imaginación. En las esperanzas. En los relojes de arena. El tiempo es arcano. EFO.


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