domingo, 13 de mayo de 2012

  



SOY, VENGO, VOY


SOY


Yo soy la vida que se va. La brisa que toca. El sol que besa. La luz que ciega. Soy el hijo de mi barrio. El polvo de sus calles. El olor de su gente. El ruido de su alma. El sabor en sus bocas. La cadencia de su andar. El eco de sus voces. Soy la vida que llega. El que vino y se quedó. El día que despunta. La tarde que muere. La noche que nace. Soy el tiempo que camina. El reloj que se detiene. El carrusel que gira. Soy la esencia. Lo profundo. Soy lo blanco, la ausencia de color. Lo que duele. Soy el llanto de un niño. La soledad de un viejo. La ilusión de un joven. Soy fondo y forma. Oquedad y vacío. Cóncavo y convexo. Yunque y fragua. El veneno que paraliza. Soy sepultura solitaria en un campo polvoso. Soy ansiedad y angustia. Deseo y saciedad. Soy jinete de mis sueños. Señor de mis tempestades. Díos de mi ira. Azote de mis debilidades. Faraón en mi pirámide. Galeote en mi galera. Soy el último hálito del guerrero en combate. El trueno que asusta. Soy lo negro, la suma de todos los tonos. Soy el licor espeso que adormece. El deseo que consume. La flor que abrió. La víbora que mordió. El relámpago que alumbró. Soy la lluvia que moja. La sed nunca saciada. La nieve que hiela. El miedo que estremece. Soy el vuelo de un ave. El aleteo de una mariposa. Un pez en su cardumen. Soy luz en la noche oscura. Un beso de amor. Soldado de mi propia guerra. Un abrazo de despedida. Soy el polvo que ciega. El color que ilumina. La fe del peregrino. Un recuerdo borroso. Un morboso placer. El águila tras su presa. La saeta que hiere al viento. El fuego que devora. El discurso del loco. Las dudas de un sacerdote. Soy el aullido del lobo. La cobra que hipnotiza. La huella de una pisada. La roca que azota el mar. Una espina en un rosal. Gladiador vencido. La luz de un candil. El alma del asesino. El grito del viento. La fiebre que abrasa. La pared que separa. Las cuerdas de una marioneta. Las notas del pentagrama. La flama de un incendio. El aspa de un molino. El fiel de la balanza. El timón de un barco. Soy hondo, profundo, liviano, ingrávido, incandescente. Minotauro en su laberinto. La guadaña que siega la vida. Pretérito de un suceso banal. Fruto en sazón. Soy la cruz de una tumba olvidada. El as de mi baraja. La flauta que encanta. Una pintura vieja. El Arco iris que florece. El hielo que se funde. Soy la sordina de mis pasiones. Soy todo aquello que alguna vez quise ser y que ya no seré. 

VENGO 



Vengo de tiempos remotos. De desiertos caliginosos. De campos ignotos. Desde dentro de mí. Desde el fondo de mi alma. Desde el principio de las cosas. Del microcosmos, donde lo grande es pequeño. Del crepitar del fuego. De la entraña que palpitó dentro de mi madre. Del olor a tierra que la lluvia moja. De la caja de música que el pájaro encierra. Del sorbo de agua que escupe el pez. De los mil y uno ruidos de la media noche. De las manos ensangrentadas del verdugo. De la fuerza telúrica del rayo. De los muertos ojos de los muertos. De la furia desatada de las fieras. De la rabia contenida de los inocentes. Del cementerio de odio de los culpables. De las miradas equivocas de las meretrices. De los rezos hipnóticos de los fanáticos. De las caras tristes de los niños tristes. De los dolores amargos. De los ojos brujos. De los labios asesinos. De las noches estrelladas. De los días soleados. De la semilla que germinó. De los caminos andados. De los campos arrasados. De los ojos llorosos. De las bocas cerradas. De las heridas abiertas. De la inocencia perdida. De los fondos de los mares. De la oscuridad de los eclipses. De los picos de las montañas. De los mantos de nubes. Del terciopelo de la noche. De la engañosa piel de las culebras. Del rojo de los corales. De la palidez de los enfermos. De la tristeza de los huérfanos. De la dureza de las piedras. Del azul de los cielos. Del fuego de los atardeceres. Del curso de los ríos. De las aguas quietas. De los surcos que el viento talla. Del murmullo de las olas. Del paso equivoco de los cangrejos. De una muerte infamante De un apretar de garras. De un grito de dolor. De un respirar fatigoso. De una pesadilla continua. De un cansino caminar. De los abismos insondables. De las cumbres inalcanzables. De una invitación a pecar. De un sincero arrepentimiento. De un yugo que ata. De un necesario descansar. De un sueño inconcluso. De un agotador cavilar. De un paciente esperar. De una angustia en el alma. De un dolor en el cuerpo. De un pensamiento que hiere. De una idea que alumbra. De la hora en que el gallo despierta. Del minuto en que descansa la hormiga. De la llaga que supura. De las serpientes que Medusa exhibe. Vengo de donde alguna vez quise venir y ya no vendré. 


VOY

Voy cabalgando sobre murmullos de olas. Sobre aleteos de aves. Sobre lomos de hipogrifos. Sobre ancas de hipocampos. Sobre gemidos de hembras. Sobre espacios abiertos. Sobre cambiantes dunas. Sobre universos infinitos. Voy, a paso de mula vieja, desbrozando caminos, torciendo veredas, cerrando rutas, abriendo brechas, penetrando honduras. Voy, con el alma limpia y el pecho desnudo, por un mundo sucio. Voy hacia donde todo termina y todo empieza. Voy al macrocosmos, donde lo pequeño es grande. Voy, trémulo, ansioso, a ver el ballet de las hojas en el viento. El paso mortecino de las nubes en el cielo. El brillo del relámpago que hiere el lienzo de sombras. Voy en busca del dolor en los hospitales, en los campos de guerra, en las celdas carcelarias. Voy en busca del dolor secular. Del que no pasa nunca. Voy en busca del amor que todo transmuta. Del amor que mata. Del que revive. De las pasiones oscuras. Del cofre de los secretos. Del libro de las revelaciones. De los espectros que habitan mi mente, esos que me acosan, vestidos de negro. Voy en busca del halago fácil. De la caricia con precio. De la lisonja falsa. Del eco de los ecos. Del grito desgarrado. Voy tras el hambre insaciable. En busca de las utopías. En pos de los cuentos nunca contados. Voy descubriendo el sabor del mar. El verdadero color del agua. El autentico brillo del sol. La propia palidez de la luna. El manto de joyas que la noche despliega. Voy abriendo puertas. Olvidando amores. Remozando odios. Reviviendo sueños. Calmando dolores. Despertando iras. Acariciando fieras. Voy guardando angustias. Descifrando enigmas. Bebiendo la esperanza en el alma verde de las esmeraldas. Vertiendo la sangre en el corazón rojo de los rubíes. Voy al fondo de los pozos oscuros. A lo tupido de los bosques umbríos. Voy apresando voces. Guardando colores. Sumando nubes. Restando aguaceros. Buscando cementerios de elefantes. Escamas de dragones. Voy con el pecho abierto para llenarlo de ilusiones. Voy en busca de todas las miserias. De todos los pesares. De todas las infamias. De los demonios de la noche. De mis propios demonios. Voy buscando el pecado en los confesionarios de las iglesias. A los pies de los Budas. A la sombra de Alá. Voy en busca de un fanal de luz. De un cuenco de agua bendita. De una hostia consagrada. Voy hacia donde alguna vez quise llegar y nunca llegaré. EFO















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