lunes, 14 de mayo de 2012





EL OÍDO



El Oído, o los Oídos, por qué en realidad son dos, aunque funcionen como un solo sentido, son unas cavidades localizadas a ambos lados de la cara. Su trabajo fundamental es tragar las palabras, y transmitirlas al cerebro, quien a su vez las decodifica y le da instrucciones a la mente para que esta ordene a la boca una respuesta, o en su defecto permanezca cerrada.
El Oído es un órgano compuesto y muy raro.  En su parte exterior, también llamada Oído Externo u Oreja, tiene una zona denominada Pabellón, que sirve como una especie de antena receptora para captar las palabras y otra llamada Lóbulo utilizada por mujeres y hombres para guindarse aretes.
Las palabras viajan a lo largo de los pliegues descendentes de la oreja para caer en el Conducto Auditivo Externo, que es como una especie de túnel. Allí deben traspasar una barrera compuesta por un material seboso o  cerumen, que se encarga de filtrarlas. Si hay exceso de cerumen las palabras no pueden ser decodificadas correctamente, de allí la importancia de mantener siempre limpio este conducto. Superado el obstáculo las palabras llegan al Odio Medio donde apenas entran chocan con un muro de contención llamado Tímpano, para luego sortear los obstáculos que representan unos huesos (Martillo, Yunque y Estribo) y finalmente acceder al Laberinto donde se pierden, pues deben atravesar la Ventana Oval, el Caracol, el Vestíbulo y los Canales Semicirculares. Durante todo este periplo han sufrido una transformación vital: de palabras simples se convierten en ondas sonoras y luego en ondas sonicas,  única forma de que el cerebro las entienda.
El Oído cumple una labor importante en el proceso de transmisión de las palabras, pero lo hace, en algunas ocasiones de modo caprichoso, pues en determinados momentos se niega a captar las palabras o si las capta no las transmite, pues considera que no son pertinentes, es decir, que no vale la pena el trabajo a realizar y para justificar su actitud recurre a un viejo refrán: A palabras necias oídos sordos. Cuando esto sucede se interrumpe inmediatamente la comunicación entre los cuerpos, pudiendo ocasionar severos trastornos en las relaciones interpersonales.
El Oído también es suceptible a enfermarse. La enfermedad más común que suele padecer recibe el nombre técnico de Perdida de la Capacidad Auditiva, o Sordera y quien la padece es llamado sordo. La Sordera puede ser congénita, es decir, de nacimiento, hay cuerpos a los cuales no se les activó al formarlos el sentido de la audición. Son cuerpos incompletos. También puede producirse como consecuencia de una causa externa. La Sordera puede ser simple o compleja. Es simple cuando afecta solamente al oído y es compleja cuando viene acompañada de la capacidad para formar palabras. Quienes sufren de este mal son los llamados sordo-mudos. Los sordos, simples o compuestos, palean su incapacidad utilizando el lenguaje de las señas, un complejo sistema que solo puede ser captado por el ojo.
El Oído al transmitir las palabras al cerebro cumple una función de primer orden en el proceso de formación de llaves, único instrumento capaz de desentrabar cuerpos. EFO

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